Amnesia social.

Tengo una conocida, enfermera, que ha pasado dos veces la COVID. Sí, dos veces. La primera, cuando saltó todo en marzo, y a mediados de abril volvió a dar positivo esta vez con síntomas bastante más graves.

Seguramente se trate de una recaída, pero claro, el test negativo entre ambos positivos abre un abismo al control de la enfermedad.

En https://covid19info.live/spain/ se puede consultar una herramienta en la que mirar por países los datos del COVID19. En la imagen se ve la evolución de infecciones, hay saltos por causa de los momentos en los que se facilitan los datos ya que en la página vienen a ofrecer las evoluciones a 24 horas y al ser una página con datos mundiales no sabría decir en que momento del día hacen el corte ya que el día no empieza a la misma hora en todo el mundo.

En todo caso, las discrepancias con el dato total en cada país está siempre entorno al dato que ofrece cada país, el calculo diario es una simple resta sobre el dato crudo de infectados, muertos, recuperados o confirmados sin importar el tipo de test realizado y las defunciones son las cifras oficiales del país sin maquillajes de notificación, si los dan un día, quedan para ese día y no los reparten entre los días anteriores.

No tengo el dato de ingresados diarios en los hospitales, que es el que daría el dato de en que momento entraron los fallecidos en la categoría de confirmados. Cuando se decretó la alarma se hizo con los datos del día 12 o 13 de marzo. Entonces fallecían aproximadamente 80 personas y el número de infectados detectados era de unos 1500. Había muchos más porque efectivamente, el número de defunciones creció de una forma alarmante entre el 14 y el 27 de marzo. El salto que las gráficas producen entre el 15 y el 22 no nos permiten observar que efectivamente hubo un valle tanto en el número de muertos como en el de infectados que coincide con el efecto de la cuarentena inicial, más la extensión severa de semana santa, aquello de reducir lo esencial a lo mínimo.

La curva se recupera ligeramente después y sí, parece seguir bajando aunque estos días se está produciendo un repunte que podría coincidir con el hecho de que ya no estamos tan confinados. Que si niños a partir del día 1, que si paseos a partir del 8 y ahora todos locos por ir a tomar la cerveza, es decir, todo aquel que aún conserva el trabajo ya está trabajando, solo quedan los locales turísticos que no pueden recibir clientes de otros lugares.

Los cambios de fase dependen de la capacidad sanitaria, si no se satura, aceptarán unos pocos más de muertos aunque ya saben que la inmunidad de rebaño está muy lejos de ser alcanzada (solo se ha inmunizado un 5%), sin tener en cuenta el detalle de que ese 5% puede volver a recaer, como ya he dicho.

Deseo creer que efectivamente, ahora tienen un seguimiento mejor de los infectados y son capaces de detener sus cadenas de infección. Pero la verdad es que no lo creo. Siguen siendo demasiados y van en aumento. El dato de infectados del 14 de mayo iguala a aquel que inició todas las cuarentenas dos meses antes. El de muertos es muy superior y lleva tres días en ascenso, cosa que no hace desde que se decretó el estado de alarma. Se hacen más tests, que detectan a más personas, pero el de PCRs solo se hace a aquellas personas que presentan síntomas, y está subiendo. Nos hemos olvidado de como empezó todo, ahora hay manifestaciones para salir aún más a la calle, para ir a jugar al golf, ir a la playa o cenar en el restaurante de turno. La amnesia social no nos permite recordar como empezó todo, así que estamos condenados a repetir la historia y me permito hacer una predicción aún sin los datos con los que ya cuentan las comunidades que tanto quieren que todo el mundo vuelva al trabajo, a sus actividades de ocio y a juntarse en tiendas, bares y hoteles.

El pico será menor, la curva de infectados diarios puede llegar a hacer puntas que suban de los 4000, estabilizándose en la linea de los 3000. El de fallecidos diarios, hará puntas que suban de los 350, y me temo que parezca estable entorno a los 300. Si efectivamente el calor extremo afecta al virus, España es un país de extremos, así que bajará la curva, pero al mezclarse la gente en las segundas residencias y en las vacaciones, se repartirán los asintomáticos para que en octubre o noviembre, se de otro brote descontrolado que con suerte no será mayor que el que hemos tenido, pero que sin ella puede ser bastante más letal. Todo dependerá de la evolución de los tratamientos, porque a la vacuna aún no se la espera. A fin de año, si no se han vuelto a tomar medidas, el número de defunciones en España puede estar cerca o por encima de los 40.000.

Todos los requisitos para cambiar de fase dependen de la capacidad sanitaria de evitar colapsos en los hospitales, es decir, dan por supuesto que se van a dar esos picos y por tanto aguantarán más antes de volver a tomar medidas si las toman, porque lo peor de todo ello es que nos habremos acostumbrado y miraremos las defunciones de COVID como miramos las de cáncer, diremos que tuvo mala suerte y lo lamentaremos preguntando si sufrió o si fue rápido, además ya habrá quien nos diga que el número de defunciones por problemas respiratorios ya era de unos 46.800 anuales (datos de 2016 publicados en 2018), y aún así era la tercera causa más común de defunción, (120.000 por enfermedades del sistema circulatorio y 112.000 por tumores) Como buena parte de los que iban a morir por otras causas, lo van a hacer por COVID, se va a observar un desplazamiento en las causas de defunción aunque los datos se publicarán dos años después. Eso sí, a nadie se le ocurrirá volver a ajustar la esperanza de vida de los españoles a la baja, no sea que pierdan la escusa para retrasar la edad de jubilación.

Pero en todo caso no conviene perder de vista la curva global de la epidemia, pues deja mucho de estar controlada.

Aunque parece que va a la baja, es muy suave...

la de infectados es más relevante, yo diría que no sube más por la incapacidad de hacer más pruebas de detección diarias.

Así que bajará en un sitio... se abrirá todo, y volverá a subir en otro, hasta que nos vuelva a tocar y nos olvidemos de que el dato ya estaba ahí antes de que salieramos a cenar, tomar copas o ir de vacaciones.