martes, noviembre 13, 2018

Populismo recaudatorio.


Todos hemos escuchado aquello de que las leyes están para cumplirse, que en realidad es una frase que tiene tanto sentido como decir que en realidad existen para poderlas romper como también hemos escuchado en multitud de ocasiones.

No voy a entrar en cuestiones filosóficas, decidir que bebemos agua porque existe o que existimos porque bebemos agua no ayuda a discernir sobre la razón de la existencia del agua. Por lo general nadie piensa sobre ello, quien tiene sed, bebe agua y solo se preocupa por la misma cuando al faltar, no consigue quitarse la sed.


Los gobiernos legislan con el objetivo general de mantener el estado de derecho, si es un estado democrático, pretenden convencer a sus votantes de que lo hacen para ellos con la intención de mantener un estado social que garantice un nivel de vida. Así empieza la constitución española definiendo a España como un estado social y democrático de derecho pero cabría preguntarse por cual es el nivel de vida que pretenden garantizar, o más que eso, a quien pretenden garantizar qué nivel de vida.

El Tribunal Supremo se encontró hace poco con la tesitura de interpretar una ley que no dejaba claro quien tenía que pagar un impuesto que se paga por constituir una hipoteca, si lo hacía el banco o los clientes. De hecho una sentencia dictó que la parte interesada era los bancos y que por tanto eran ellos los que debían pagarlo, posteriormente se desdijo y todos los políticos, independientemente de su signo parecieron ofenderse sobremanera porque todo daba pié a pensar que el poderoso caballero Don Dinero había ganado de nuevo la partida.

El gobierno reaccionó anunciando una ley que sustituyera la anterior en el sentido de dejar claro quien tenía que pagar dicho impuesto y que efectivamente sobrase ninguna interpretación de la misma, la oposición se sumó al "yo más"; el PP asegurando que de estar en el gobierno habría eliminado dicho impuesto, y Podemos pidiendo la retroactividad de dicha decisión al tiempo que otros aplaudían en mayor o menor medida el decreto. (Aquí)

Supongo que la posición de Podemos no tiene nada que ver con la millonaria (en pesetas) hipoteca que había firmado Pablo Iglesias, pero en el fondo todas las declaraciones no dejaban de ser parte del postureo al que nos tienen acostumbrados los políticos.

Pablo Casado acusó al gobierno de populista porque aseguraba que la banca acabaría repercutiendo dicho sobrecoste en las hipotecas, algo más que probable teniendo presente lo que sucedió con la clausula suelo. Pero su propuesta de eliminar dicho impuesto es en realidad mucho más populista que la del gobierno de adjudicarsela a los bancos pues aquel no deja de tratarse de un impuesto que recauda la administración y que por tanto "gasta" en el cacareado estado social.

Lo de Pablo Casado es populismo que no beneficia al pueblo en general. Quitar el impuesto es como la bajada del IVA en el cine, no asegura que se baje el precio de la entrada, solo aumenta el margen con el que juega el comerciante para sacar más tajada por su producto y por otra parte ese impuesto que no se cobra se quita proporcionalmente a sanidad, educación, seguridad y todos aquellas partidas en las que se reparte el presupuesto de un estado. Entrar en la demagogia de decirle a la gente que cargar dicho impuesto a los bancos se repercute en los clientes, debería llevar a quitar el IVA, el impuesto de hidrocarburos y todos aquellos que sin lugar a dudas acaban repercutiendose en los clientes. A fin de cuentas, taxistas y transportistas repercuten en su producto todos los impuestos que pagan por el combustible que consumen.

Así que del mismo modo que cines, tranportistas y taxistas podrían ganar más sin dichos impuestos, desde luego que los bancos tendrían más opciones de aumentar sus ingresos sin el citado impuesto. Repercutirlo, nos lleva poco más o menos a la misma situación en la que nos encontrábamos hasta la fecha  y por tanto la sentencia del Supremo no ha perjudicado los intereses de los bancos ni los del Gobierno.

Si la decisión del Supremo hubiera sido contraria a los bancos, o en su Decreto posterior, el Gobierno hubiera dictado una retroactividad en la Ley, los bancos también habrían quedado exactamente igual (salvo por los vaivenes de bolsa de los que por otra parte también se acaban beneficiando) pero todos aquellos que hubieran suscrito una hipoteca hasta la fecha de retroactividad fijada sí se habrían encontrado un beneficio. Con ello, la petición de Podemos daría la impresión de tratarse de un populismo con un cierto provecho en el pueblo, aunque tanto más cuanto más dinero hubieran solicitado en su hipoteca... lo que ya no parece tan del pueblo. Claro que sería un coste que no habría pagado el banco, sino el receptor del impuesto, es decir, el Estado y de nuevo se trataría de un dinero que se restaría de aquellos servicios que el Estado provee a sus ciudadanos. Paradójicamente aquel que no tuvo dinero para suscribir la hipoteca sería el afectado por la perdida de calidad inherente a la disminución de inversión del Estado en su bienestar.

La decisión de la justicia por tanto no ha beneficiado tanto a los bancos como al propio Estado pues por un lado ha permitido emitir un decreto "populista" y por otro les ha ahorrado el dineral que con todos sus intereses habrían tenido que devolver.

En cualquier caso  lo tengo claro, todas las promesas y acciones de los políticos son aparentemente populistas pero cuando miramos a quien benefician las mismas, descubrimos de nuevo que son pocos los que se benefician de las que se toman y muchos los que acaban pagando por las mismas.

Las que realmente son populistas, en el sentido de que perjudican a unos pocos en beneficio de muchos, por lo general solo las formulan aquellos que no pueden ejecutarlas y cuando se encuentran en situación de ponerlas en práctica, se desdicen o las reformulan para que acaben encuadradas en las aparentemente populistas.




miércoles, noviembre 07, 2018

La velocidad ecológica.

Este año he sido un más de los que se han desplazado durante el puente de todos los santos. Sin ninguna prisa por llegar antes a ningún lugar, he optado por ir despacio.

Permítanme un inciso para definir "despacio" ya que no tiene nada que ver con la definición que pudiera verse del término en la RAE; despacio, en este contexto significa ir a la máxima velocidad permitida. Así que teniendo presente que el rango de velocidades a las que se puede circular oscila entre esa y la mitad de la misma, también podría decir que iba muy deprisa, tanto como podía (legalmente).

Resulta interesante cruzar por distintas provincias para descubrir que los limites de velocidad están relacionados con el tipo de la vía, pero no tanto como cabría suponer. Hay tramos de la autovía mudéjar a su paso por la comunidad Valenciana con tanta limitación como las zonas mas sinuosas de la nacional 234 a su paso por Castilla-León que por otra parte son superiores a los de la misma vía a su paso por Aragón.

A veces creo que las limitaciones de velocidad las ponen para que los navegadores calculen siempre como mejores aquellas opciones que se acercan a las autopistas de peaje, a fin de cuentas los que construyen esas carreteras públicas son los mismos que los que construyen las privadas y el sistema les garantiza mejores ingresos. La teoría es incluso anterior a los navegadores, pues las indicaciones de las carreteras suelen andar en la misma linea.

Quizás por ello, yo sigo mirando los mapas para decidir que ruta tomar, los navegadores me vienen muy bien para llegar a una dirección en particular pero prefiero seguir siendo el dueño de las grandes rutas y siempre que puedo, evito las de peaje y si no supone demasiado tiempo extra y no están saturadas de tráfico me gusta circular por carreteras que sigan teniendo sus curvas. Los camiones ya no son lo que eran y por lo general van bastante cerca de los límites legales de las vías así que no me considero un desgraciado por tener que ir detrás de un camión, a fin de cuentas el camionero va dentro del mismo tan feliz como le permita su trabajo.

Así que este puente, después de ir por una carretera con curvas limitada a 100 km/h acabé entrando en otra, que en realidad era la misma pero en otra comunidad pero eso sí, limitada a 90 km/h,  cuando después de un rato circulando legalmente empezaron a alcanzarme coches que no consideraban que circular a la máxima velocidad legal fuera ir suficientemente rápido.

Más o menos en los huecos en los que la señalización lo permitía, uno a uno fueron adelantándome hasta que uno decidió que lo haría descaradamente sobre linea continua y sin visibilidad aplicando el principio de "hazlo rápido y reducirás el tiempo probable de colisión". Por desgracia para todos, las prisas con las que unos circulan en un sentido suelen ser similares a las que llevan los coches que circulan en el sentido contrario por lo que cuando dicho coche estaba en paralelo al mio apareció otro de frente. Habrá quien dirá que si yo hubiera ido más deprisa, no habría ocurrido nada de lo que cuento; pero, ¿cuanto más deprisa?, ¿100, 120, 130?, si ese energúmeno me hubiera alcanzado de todos modos, es factible que también hubiera procedido a adelantarme y en ese caso, mi frenazo no habría sido suficiente para evitar el accidente.

A 90 km/h, el frenazo que di al coche se vio reforzado por las medidas de seguridad de mi propio coche que decidió ayudarme en la frenada activando una especie de alerta anticolisión que multiplicó la potencia de la frenada. Menos mal, pues de otro modo estoy convencido de que los tres habríamos tenido algo más que un simple susto, por no decir el resto de los coches que a muy poca distancia seguían buscando la ocasión de adelantarme.

El gobierno, en una de esas "lucideces" que tanto caracterizan a todos los gobiernos de este país, ha decidido que para evitar accidentes, va a rebajar a 90 km/h la velocidad de las vías convencionales. Algún lumbrera les ha dicho que es donde más accidentes se producen, claro que obviaban decir que hay muchos más kilómetros convencionales que autopistas y que son más coches los que circulan por los primeros.

Pero no parecen haber analizado que seguramente no haya una diferencia apreciable entre los accidentes producidos en las vías que ya están limitadas a 90 km/h frente a aquellas que siendo parecidas, o iguales, lo están a 100 km/h. Seguro que hay quien opine que la culpa del accidente habría sido mía por no rebasar sistemáticamente la velocidad máxima permitida, yo soy más de la opinión de que para llegar antes no hay que correr más, sino que hay que salir antes. Que estoy en mi derecho a circular no solo a la velocidad máxima permitida, que también puedo hacerlo por debajo de la misma porque si hay algo que sí he calculado es el número de kilómetros que puedo hacer con un mismo depósito si reduzco la velocidad, y ello se traduce en un ahorro de combustible que a lo largo del tiempo me ahorra tanto tiempo haciendo cola en un surtidor como aquel que pierdo por ir sin prisa.

Sin embargo, tengo claro que no se van a reducir los accidentes por limitar más la velocidad de las vías, si circular a la velocidad legal actual es suficiente para evitar los accidentes, lo suyo sería asegurarse de que todos los conductores la respeten y eso no se hace bajando más el ĺímite sino persiguiendo al infractor. En Italia había carreteras que estaban señalizadas a 20 km/h con la consecuencia de que ni los caracoles las respetaban. En Alemania, por contra, las carreteras convencionales están limitadas a 100 km/h, pero en cada cruce con otra via, la limitación bajaba a 70 km/h y curiosamente todos reducían su velocidad; puede que los radares que existían en una gran número de esos cruces tuvieran algún efecto disuasorio.

Yo por mi parte vuelvo a pensar mal, y opino que el motivo para bajar de nuevo la velocidad máxima sea el de engañar a los cálculos de los navegadores de los coches para invitar a sus conductores a circular por autovías de peaje.

En Alemania resulta que la mayoría de las autovías no tienen una limitación permanente ni fija. Solo te recomiendan no superar los 140 km/h (lo que provoca que quien se accidenta por encima de dicha velocidad tenga un problema con su seguro). Claro que el gran negocio del país es la venta de coches y por mucho que contamine un BMW  circulando a 200 km/h, lo que suele pasar es que ese coche no dure tanto como lo habría hecho de circular a 100 km/h. La ausencia de límites activa la industria. Una persona con 30 años de carnet habrá tenido una media de 10 coches que teniendo presente el coste energético de la producción de cada uno de ellos no creo que se trate de algo "ecológico".

La industria del automóvil no parece ser tan poderosa en España, más que nada porque no se trata de empresas nacionales sino extranjeras interesadas y quizás por eso no hacen más que amenazar con EREs y cierres. Pero la de la construcción de infraestructuras es una de las más poderosas de este país por lo que seguro que agradecen medidas que empujen a más usuarios a pagar sus peajes.

Ya se que nadie me va a dar un premio por contaminar menos al no ser un cagaprisas, ya he visto además que mientras haya de estos últimos las probabilidades de tener un accidente no disminuyen a pesar de las limitaciones de velocidad, pero en el fondo me doy cuenta de que la mayoría de las medidas que se toman para evitar muertes, son simples escusas para que otro alguien (puede que muy relacionado con quien decide las medidas) gane más dinero.