lunes, febrero 14, 2022

Concierto de aranjuez (Adagio). Joaquin Rodrigo.

Este disco estaba en casa, por fortuna nadie lo pone de ejemplo para ninguna reclamación independentista, nacionalista o fascista. Joaquín Rodrigo escribió la pieza en París al final de la guerra civil española y se estrenó en España donde nadie vió signos que pudieran interpretarse hacia ninguna ideología. Dicen que el adagio lo escribió pensando en un hijo que no llegó a nacer. En cualquier caso le dió un peso a la guitarra muy por encima de lo habitual. Antes que él, Tárrega, otro valenciano pero éste de Vila-Real, había compuesto para guitarra elevándola a la categoría que se merece.

En cualquier caso, es un disco que me recuerda a mi padre, otro villarrealense que nos dejó hace 8 años un día que año tras año publicitan a bombo y platillo para beneficio de todas las empresas que después de navidad no han tenido mucha ocasión de vender flores, perfumes y bombones. 

 Por mi parte, estoy convencido de que no fue a ningún sitio cuando murió, sus cenizas las llevaron a un cementerio al que no pienso ir porque no creo que con ello esté visitando a nadie.

Prefiero pensar en mantener su recuerdo, nadie ha demostrado la existencia de almas inmortales y los que las defienden no me convencen, los recuerdos tampoco son eternos, los vamos reconstruyendo a medida que los recordamos, es fácil acabar idealizando unos y destruyendo o degradando otros que no nos gustan pero al final, lo que ocurre es que la persona o hecho que recordamos resucita en nuestra memoria y acabamos pidiendole un consejo que al final nos damos a nosotros mismos porque somos los creadores del mismo. 

Por cierto... el concierto de aranjuez se estrenó en Barcelona un mes antes de que naciera mi padre.


martes, febrero 08, 2022

La curiosa relación entre un grano en el culo y el himno del Reino Unido.

 Lo he escuchado por la radio, no sé la emisora, el coche en el que la escuchaba tiene una radio de las de antes, dial arriba o abajo y te paras donde se escucha algo, solo sé que hablaban en catalán, el recorrido no era muy largo pero me ha dado justo el tiempo para escuchar esta anécdota de la historia a la que no sabía si darle crédito o no. 

Lo cierto es que en la wikipedia no pone nada al respecto cuando se busca el God save the Queen, pero en otras páginas si la he visto reflejada, quien sabe si todos salen de la misma fuente y si realmente es cierta pero en cualquier caso las fuentes son bastante dispares ya que para haberla escuchado en un dial catalán también la he leido en la Razón que a priori tienen poco que ver... digo a priori porque si uno busca un poco en la historia de ese diário tan de derechas se encuentra con que tiene una relación con el Avuí... tan, tan... de todo lo contrario, pero vamos, esa es otra historia. 

Resulta que allá por los comienzos del año 1686, el Rey Luis XIV de Francia, más conocido por el Rey Sol, empezó a tener una molestia molestosa, lo que en otros lares se conoce como un grano en el culo, pero que más exactamente podríamos definir como una fístula anal.  Teniendo presente que el monarca había estado gobernando los designios de Francia durante 44 años, uno podía pensar que ya tocaba pasar página, hay quien dice que otros ilustres como Enrique V de Inglaterra o Juan de Austria murieron tras sufrir el mismo problema (La wiki no dice nada al respecto, habla de tifus y disentería pero a saber).  Pero 44 años en el poder no significan mucho si tenemos presente que lo ostentó desde que tenía 4 años, así que tenía 48 años cuando empezó a sufrir ese pequeño inconveniente que le iba apagando el ánimo día a día.

 En aquel tiempo la medicina se practicaba al tacto, y los potingues que le ponían no mejoraban mucho el diagnóstico. Pinchar y purgar el tumor para después aplicarle las porquerías de la época pronosticaban un futuro nada alagueño al Rey de Francia que empezaba a tener problemas para desplazarse en las motos de la época, así que lo de ir a caballo se iba complicando día a día hasta que el cirujano de la corte indicó que probablemente, la mejor opción era la de operar. 

Hagamos aquí un pequeño inciso para matizar que hasta entonces, los cirujanos estaban más próximos a los peluqueros que a los médicos. Estos últimos no consideraban como tales a los cirujanos pues servían tanto para cortar el pelo como para quitar una muela y no se consideraba ciencia médica. Charles-François Félix, como cirujano no había tratado nunca una fístula pues no existía el procedimiento para hacerlo, pero el rey debía estar tan, pero que tan harto de su grano en el culo que le instó a que hiciera lo que fuera menester para aliviarle de tan porculera carga. 

Ni corto ni perezoso, Charles-François Félix se puso manos a la obra y empezó a practicar en los hospitales de la ciudad en otras personas que padecían la misma dolencia. No se si es que realizó 75 operaciones o si éstas fueron aquellas que salieron mal, pero lo cierto es que debió morir una parte considerable de sus prescindibles pacientes cobaya antes de que diseñase las herramientas con las que consideró que iba a tener más éxito en la operación. 

Al final llegó el día y el rey le autorizó a que le tratase como un plebeyo, vamos, que no se andase con chiquitas. Hay que tener presente que en aquella época la anestesia ni existía, ni se la esperaba, así que no me quiero ni imaginar lo que tuvo que sufrir el monarca en salve sea su parte. La operación fue un éxito ya que aunque tuvo que repetirla un par de veces, el monarca llegó a los 76 años de edad, vamos que reinó durante la friolera de 72, y todo eso en el siglo XVII, sin antibióticos, probióticos, analgésicos, ansiolíticos, pastillas de equinacea purpurea, tratamientos contra el colesterol ni viajes del imserso con los que alargar la esperanza de vida. 

El cirujano se retiró poco después con un aguinaldo del equivalente a unos 30 millones de euros actuales y su hazaña sirvió para sentar las bases de la cirugía moderna y su reconocimiento como una de las especialidades más prestigiosas de la medicina. 

Pero la historia no acaba aquí. Aquel año se convirtió en el año de la fístula, y el grano anal se convirtió en moda, bueno… la moda fue la de operarse del mismo, incluso cuando no se tenía una fístula, así que se pudo ver a muchos parisinos de la gran clase con vendajes en el culo porque no se era nadie sin haberse operado del ano. 

El asunto llegó al punto en que un compositor compuso un tema al respecto, algo así como dios salve al rey… que traspasó fronteras. Por aquel entonces lo de los derechos de autor no debían estar demasiado reglados así que la tonadilla la copió un tal Hendel y acabó convirtiéndose en el consabido God Save the Queen… o el King, para cuando él y no ella quien manda, que tanto cantan los ingleses sin saber su relación con el grano en el culo del rey que más tiempo mantuvo el cargo. De hecho por cerca que quede, dudo que la reina Isabel II pueda llegar a decir que reinó durante tanto tiempo como él.

 

sábado, febrero 05, 2022

 "Nosotros debemos pensar que somos una de las hojas de un árbol, y el árbol es toda la humanidad. No podemos vivir los unos sin los otros, sin el árbol."

Pau Casals.

No se lo he leido a Pau Casals, lo he visto en un Pájaro al Viento. 

Pau Casals era un famoso violonchelista que se exilió a Francia tras el golpe de estado de Franco, se negó a tocar en ningún pais en el que no hubiera democracia por lo que no pudo volver a España cuando la recuperó ya que murió en 1973. Con el afan actual de reescribir la historia se le pone de adalid de la independencia de Cataluña. De hecho, el villancico que tocó en la casa blanca "el cant dels ocells" se ha convertido en símbolo del separatismo catalán.

Es indudable que se consideraba catalán por encima de todo, pero conozco alguno que se considera sevillano y sevillista antes que cualquier otra cosa, aunque no dejan de considerarse españoles.  Pau Casals hablaba del pasado de Cataluña con veneración, la misma que pudiera sentir un burgales de la Castilla que cruzó los mares. Yo me siento valenciano y siento orgullo de sentirme de la misma tierra que Polo de Bernabé, Joaquín Rodrigo o Francisco Tárrega aunque como el primero, no nací allí.

Pau Casals también se consideraba español, en una entrevista de sus últimos años de vida declaró que era catalanista pero que jamás había sido separatista. También fue un gran pacifista, Pau es Pablo en español, evidentemente prefería su nombre en catalán, tal como le denominaban todos sus amigos y familiares, pero también se refirió a la connotación que el nombre llevaba consigo, Pau significa paz en catalán.

Todos los que se refieren a él como un ejemplo a seguir con el objeto de desgajar un trozo de España a costa de todos los sufrimientos que ello llevaría consigo no entendieron su mensaje.

Yendo más allá, el árbol de la humanidad tiene raices en el planeta, si no se cuida el planeta, el árbol también se muere.


viernes, febrero 04, 2022

Dia mundial contra el cáncer.

 


 

Decía hace ya diez años aquí, que uno de cada tres hombres y una de cada tres mujeres de los que conociamos entonces acabarían teniendo un tumor. Solo dos años después moría mi padre de leucemia y ya son unos cuantos conocidos que han pasado por quirófano.

Yo he empezado el año con un compañero de viaje en un riñón, dicen que benigno así que simplemente se van a limitar a mirar a ver que pasa. De momento es es lo que hay cuando te hacen una ecografía por culpa de un cólico que no ha dado más señales que simplemente doblarme varias veces antes de llegar a un hospital. Si con ese panorama, cuando te hacen una ecografía descubren algo que igual no debiera estar ahí, a mi me pareció una casualidad poco casual, pero vamos, los médicos son ellos y dicen que una cosa no tiene nada que ver con la otra.

No sé si los tumores malignos fueron benignos antes de pasarse al lado oscuro, pero lo que tengo claro es que no entiendo porqué hay que vigilarlos si son benignos... ¿es que no se fian de ellos?, y, si no se fian, ¿es suficiente vigilarlos cada seis meses o un año?, no se, tranquilo, lo que se dice muy tranquilo no me quedo en cualquier caso lo que sí tengo claro es una cosa que siempre he dicho. Todos tenemos fecha de caducidad, no quiero decir que haya una fecha escrita de antemano que diga cuantos años vamos a vivir, solo que hay una serie de factores que influyen para que dicha fecha esté más o menos próxima que puede ser modificada por puro azar, (o lo más parecido al mismo), igual le dicen que le queda un año de vida y se mueres al dia siguiente por tropezar en una caminata por la ruta del Cares y caer por un precipicio. Quien sabe... igual se fue a hacer la caminata porque era una de esas cosas que quería hacer antes de morir y al fijar una fecha consideró que había llegado el momento de hacerla.

De todos modos, cada contratiempo con el que te tropiezas te vuelve a recordar que estamos de paso, que somos muy fugaces y que hay que elegir lo que se hace con el tiempo que nos toca vivir. Yo soy un profesional en perder el tiempo, es lo que hago cuando me pongo a escribir, también lo es cuando me pongo a leer pues acumular conocimientos solo me sirve para que haya más gente que no quiera jugar al dtrivial u otros juegos conmigo, (que no significa que sea bueno en ello), tampoco me sirve para conversar pues no tengo mucha gente con quien hacerlo porque no les suele interesar lo que tenga que decir. Aún así, me gusta perder el tiempo, aunque no considero que lo esté perdiendo, me limito a usar mi tiempo, el que tengo, tengo la suerte de disfrutar de mi propia compañía aunque esto sea hacer algo que no sirva para absolutamente nada, aunque eso sí, mi nada que hacer sigue sin incorporar misticismos y religiones para buscar ninguna respuesta a nada ni pedir un hueco en paraisos o infiernos. 


Soy ateo. (Alberto Rodríguez Santos)

Por circunstancias personales no he podido leer mucho en los últimos tiempos, el año pasado prometía ser de record pero en los dos últimos meses entré en sequía lectora. Empecé varios libros a los que no me enganché lo suficiente al tiempo que intentaba mejorar un idioma que había dejado un poco de lado.

Estas navidades me han regalado cuatro libros, tres ya los había leído pero vinieron en su idioma original por lo que tenían un aliciente nuevo aunque de momento me está faltando voluntad para atacar su lectura. El cuarto es un ensayo, o como dice su autor, una colección de respuestas escépticas. No deja de ser irónico que se trate de un regalo de los reyes majos...

Una de las diferencias entre los creyentes y los ateos está en que los segundos no necesitan realmente que les vuelvan a leer una y otra vez la misma historia para afirmarse en sus convicciones. Los creyentes, al menos los de la secta con la que estoy más familiarizado, acuden todos los domingos para escuchar sus historias, pueden creer que son historias distintas cada día que van pero al final, los evangelios, la biblia y todos sus libros sagrados tienen un numero finito de historias que contar y no se actualizan ni se rectifican por lo que es solo cuestión de tiempo que vayan repitiéndose. El ateo actualiza su base de datos continuamente y es susceptible de cambiar su opinión a medida que nuevos descubrimientos o teorías le convencen más que la que daba por buena hasta entonces.

En ese sentido, el libro de Alberto Rodríguez Santos no me ha aportado nada nuevo, soy tan ateo antes como después de leerlo. Eso sí, con la satisfacción de no sentirme del todo solo en mis pensamientos. Si lo hubiera escrito yo seguramente habría citado a Carl Sagan o a Richard Dawkins , quienes junto a Bertrand Russell   me aportaron en su día los mejores argumentos con los que defender mi ausencia de creencias.

Sinceramente, me ha gustado. Carl Sagan evaluaba a los dioses desde la perspectiva de un astrofísico, Richar Dawkins lo hacía desde la de un biólogo, Bertrand Russell era matemático pero no recuerdo haber detectado la perspectiva matemática en lo que escribía sobre las creencias. Si debo clasificar la perspectiva desde la que se ha escrito "Soy ateo", le asignaría un alto porcentaje matemático, y desde mi ignorancia, como alguien que empezó la carrera que nunca fue capaz de terminar, reconozco que es la concepción de aproximarnos a la realidad que suele convencerme más.

Por lo tanto dudo de prácticamente todo, de lo que menos dudo es precisamente de la existencia de los dioses, aunque también es cierto que tengo más certeza de su inexistencia que de la de los unicornios que tanto menciona Alberto Rodriguez en su libro.

Ya ha pasado un tiempo desde que lo leí, y sé que quería decir algo más al respecto, no debía ser muy importante pues ya lo he olvidado como olvidé terminar y publicar este artículo cuando me interrumpieron y quedó como borrador así que no me extiendo más o me volverá a pasar.