viernes, febrero 04, 2022

Soy ateo. (Alberto Rodríguez Santos)

Por circunstancias personales no he podido leer mucho en los últimos tiempos, el año pasado prometía ser de record pero en los dos últimos meses entré en sequía lectora. Empecé varios libros a los que no me enganché lo suficiente al tiempo que intentaba mejorar un idioma que había dejado un poco de lado.

Estas navidades me han regalado cuatro libros, tres ya los había leído pero vinieron en su idioma original por lo que tenían un aliciente nuevo aunque de momento me está faltando voluntad para atacar su lectura. El cuarto es un ensayo, o como dice su autor, una colección de respuestas escépticas. No deja de ser irónico que se trate de un regalo de los reyes majos...

Una de las diferencias entre los creyentes y los ateos está en que los segundos no necesitan realmente que les vuelvan a leer una y otra vez la misma historia para afirmarse en sus convicciones. Los creyentes, al menos los de la secta con la que estoy más familiarizado, acuden todos los domingos para escuchar sus historias, pueden creer que son historias distintas cada día que van pero al final, los evangelios, la biblia y todos sus libros sagrados tienen un numero finito de historias que contar y no se actualizan ni se rectifican por lo que es solo cuestión de tiempo que vayan repitiéndose. El ateo actualiza su base de datos continuamente y es susceptible de cambiar su opinión a medida que nuevos descubrimientos o teorías le convencen más que la que daba por buena hasta entonces.

En ese sentido, el libro de Alberto Rodríguez Santos no me ha aportado nada nuevo, soy tan ateo antes como después de leerlo. Eso sí, con la satisfacción de no sentirme del todo solo en mis pensamientos. Si lo hubiera escrito yo seguramente habría citado a Carl Sagan o a Richard Dawkins , quienes junto a Bertrand Russell   me aportaron en su día los mejores argumentos con los que defender mi ausencia de creencias.

Sinceramente, me ha gustado. Carl Sagan evaluaba a los dioses desde la perspectiva de un astrofísico, Richar Dawkins lo hacía desde la de un biólogo, Bertrand Russell era matemático pero no recuerdo haber detectado la perspectiva matemática en lo que escribía sobre las creencias. Si debo clasificar la perspectiva desde la que se ha escrito "Soy ateo", le asignaría un alto porcentaje matemático, y desde mi ignorancia, como alguien que empezó la carrera que nunca fue capaz de terminar, reconozco que es la concepción de aproximarnos a la realidad que suele convencerme más.

Por lo tanto dudo de prácticamente todo, de lo que menos dudo es precisamente de la existencia de los dioses, aunque también es cierto que tengo más certeza de su inexistencia que de la de los unicornios que tanto menciona Alberto Rodriguez en su libro.

Ya ha pasado un tiempo desde que lo leí, y sé que quería decir algo más al respecto, no debía ser muy importante pues ya lo he olvidado como olvidé terminar y publicar este artículo cuando me interrumpieron y quedó como borrador así que no me extiendo más o me volverá a pasar.

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