miércoles, abril 29, 2020

Julie Andrews "Do Re Mi" Sonrisas y lagrimas.


No volverás, sobreviviste a un cáncer y cuando no te operaban de la columna te rompías un pie o el tobillo. Sufriste lo insufrible pero viviste y disfrutaste de tu vida como un alma libre en aquel pequeño piso en el que tanto calor pasabas en verano y tanto frío en invierno.

Si fuera cristiano devoto diría que te has vuelto a juntar con Andrés y que junto a Pepita volveréis a subir en un 127 con pedales de autoescuela y radio cassette de cartuchos en los que escuchar tangos mientras recorréis el mundo sin límites. Seguro que en uno de esos viajes te encuentras con mi padre y volvéis a pasar ratos como los de antaño, esos que tampoco volverán.

Pero no creo en resurrecciones ni en otras vidas, así que tu existencia queda reducida a nuestros recuerdos, nadie desaparece mientras haya quien lo recuerde, y yo tengo grandes recuerdos de todos vosotros. No superaste la enfermedad que se ha llevado a tantos y tantos en estos últimos días. No tuviste la fortuna de ser uno de esos pocos agraciados de tu edad que sí pudieron ser tratados en el hospital por lo que no pudiste ser uno de los pocos de ellos que se recuperaron de la enfermedad delante de las cámaras de televisión en la que nos mostraban que era posible sobrevivir, seguro que habría sido divertido verte salir del hospital saludando siendo el centro de atención como cada vez que contabas las aventuras y desventuras que te había tocado vivir.

No entraste en el hospital porque reservaron camas por lo que pudiera venir. Tampoco habrían tenido camas para todos los que como tu las pudieron necesitar, te abandonamos para morir sola en la residencia en las que te habíamos llevado a eso, a morir.

No puedo menos que pensar que yo también te fallé, en su día pensé en tenerte en mi casa y estabas convencida de que iba a ser así. Que iba a rescatarte de esa vida tan triste en la que se había convertido tu existencia, y por eso me resultaba tan difícil visitarte. A veces me hablabas como si lo hicieras con mi padre, otro que no volveré a ver y me costaba disimular la congoja que me entraba porque sabía que no iba a poder sacarte de aquel lugar.

Tu vida fue como la película, Sonrisas y lágrimas, el disco seguirá allí en tu casa si no la han saqueado u ocupado, que no me entrañaría nada.

Y ya se que no sirve para nada decirlo. Pero siento profundamente lo que te ha pasado.

Para Elisa, de un sobrino que te quiere.




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