sábado, noviembre 25, 2017

Sobre engaños y culpas.

No hay revoluciones acomodadas. Sin crisis, sin hambre, no hay revolución que se sostenga pues solo el que no tiene nada que perder está dispuesto a perder lo único que le queda. No se si Pujol y familia pensaron en ello cuando empezaron a robar el 3% y sacarlo del país. En el fondo, la intención de los dirigentes del prusés es la de provocar una gran crisis que revalorice todo lo que han sacado fuera por el método de devaluar lo que ha quedado dentro. Una vez le pegan fuego al país, solo tienen que extender las manos para calentarse desde fuera. El rico, cuando llega la extrema pobreza, lo es más. Y el que se empobrece, el que realmente padece la crisis que ese mismo rico ha producido, paradójicamente está más dispuesto a seguir los dictados de aquel que le ha convertido en pobre porque desde el primer día le ha convencido de que son otros los culpables de su pobreza.

Hace poco Duran y Lleida citaba a Anaxágoras al respecto, "Si me engañas una vez, tuya es la culpa, si lo haces dos, la culpa es mía".

Me temo que son muchos los que se van a dejar engañar por segunda vez como drogados por burundanga. Como ya dije una vez, hacen falta muchas sesiones de psicólogo para curar el daño cerebral que ha causado el prusés. Pero existe otro grupo de engañados, aquellos que no votaron una vez porque decían que total, para qué. Si ahora vuelven a hacer lo mismo, esta vez la culpa sí será suya, porque en su mano está evitar el engaño.


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