domingo, noviembre 26, 2017

Puigdemont: El presidente del Miedo.

Tuvo miedo, tiene miedo. Vivirá con miedo y morirá de miedo.

Estuvo a punto de convocar el mismo las elecciones autonómicas porque tenía miedo a no tener suficiente apoyo para declarar la independencia. Habría sido un punto de lucidez el darse cuenta de que había por lo menos un 50% de la población que desvirtuaba la frase "som un poble", como si todos fueran a una.

Pero tan solo por insinuarlo, una parte del otro 50% le insufló de miedo y decidió no convocarlas y dejar la decisión en manos del parlament.

Allí, no habló, por miedo, y propugnó el voto secreto, por más miedo.

Sabía que sus actuaciones le iban a llevar ante la justicia del mismo modo que había ocurrido con Artur Más. Así que no se quedó con la mitad de su gobierno que sí lo hizo por miedo a acabar en la cárcel. Pero no se fue solo, se llevó a la otra mitad, probablemente porque tenía miedo a ir solo y su miedo resultó ser una de las principales razones por las que la mitad de su gobierno acabó cautelarmente en prisión.

Ahora dice que tuvo miedo de que sus actos hubieran degenerando en violencia en las calles. Dice que le habían informado de ello, pero lo que no dice es que la violencia la pretendían generar sus propios seguidores. Tuvo miedo de que tomasen la calle con violencia y de que la policía no utilizase sonrisas para detenerlos. Tuvo miedo de que hubiera catalanes luchando contra otros catalanes, pero tiene miedo de decir que eso era lo que en realidad le daba tanto miedo.

Y por miedo, dice que actuó como lo hizo al temer  la acción del gobierno. Resulta curioso que nadie pueda creerle, pues de ser así, si el miedo se basase en lo que podía hacer el gobierno al declarar la secesión, sí habría convocado esas elecciones en lugar de provocar la declaración de independencia.

Su miedo, el auténtico miedo a la sangre en las calles, estaba fundamentado en lo que creía que iban a hacer los suyos, sus revolucionarios de las sonrisas de película de miedo.

Su próximo movimiento es el de volver el día de la votación o antes, para hacer campaña mientras le detienen. Pero tiene miedo de ir a la cárcel. Prefiere esperar por si el Supremo decide dejar salir a aquellos a los que vendió por unas monedas mientras él se escaqueaba de entrar en prisión. Sabe que si les sueltan y el entra, será un mártir y confía, no sin miedo, que su estancia será reducida para evitar que sirva como acto de campaña.

Pero tiene miedo a que sus acólitos no reúnan la fianza, tiene miedo de que no paguen la multa y tener que hacer frente a la misma como Mas, con sus propios bienes. Ya que él no tuvo tiempo de "ahorrar" y tiene miedo de tener que cumplir su pena.

Mientras decide cuando volver, declara su miedo, y dice que no podrá volver si le eligen presidente. Tiene miedo de que Junqueras le mantenga en el cargo, y tiene miedo de que sea otro el que lo ocupe.

Sus únicos amigos en Bruselas tienen ideas nacionalistas de extrema derecha, y como tiene miedo de que le llamen fascista, no cesa de llamar así a todo aquel que no piensa como él. Si todos son fascistas, ninguno lo parece. Pero tiene miedo a sus nuevos amigos, y por miedo, ahora dice que Cataluña debería decidir si quiere mantenerse en Europa, curioso discurso de quienes dicen que vivirán mejor porque aseguran que seguirán dentro de Europa.

Yo creo que al final tiene miedo hasta de sí mismo, y los catalanes. Independentistas o no, deberían tener miedo de un presidente así.

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