lunes, noviembre 06, 2017

La fuerza de la costumbre.

Cuando analizamos las razones por las que la gente hace o deja de hacer algo, la fuerza de la costumbre se encuentra entre las más poderosas de todas ellas. La costumbre es la base de todo aquello que hacemos porque "siempre ha sido así", o "porque nunca a sido de ese otro modo".

Resulta curioso escuchar a los secesionistas criticar a los que no lo son porque creen que estos últimos no lo son por la fuerza de la costumbre. Como diría ellos, porque tienen, tenemos, miedo al cambio que ellos auguran tan positivo.

Lo que no percibe el secesionista es que a ellos los ha movilizado sobre todo la fuerza de la costumbre.

El problema estriba en que son muchos los que opinan que la mayoría de las cosas que tienen, siempre han sido así y tienden a creer que todo lo que hacen solo puede traer más... y nunca perder lo conseguido, porque lo que tienen siempre fue así.

Es como cuando mis hijas piensan que el tiempo en el que no había teléfonos móviles es cosa del pasado, que para ellas siempre hubo internet y que este tipo de cosas son de las que llegan para quedarse y nada puede hacer que involucionen.

Después de haber vivido en varios países y tener amigos en todo el mundo, conozco gente que ha pasado por circunstancias en las que pensaban que las cosas solo podían quedar igual o mejor. La fuerza de la costumbre no les permitía ver una situación en la que no pudieran comprar pan a pesar de tener dinero para hacerlo porque no había ninguna panadería produciendolo... esas cosas que cuando se ven por la televisión nos hacen reaccionar diciendo, eso no podría pasar aquí.

Al indepe que se le dice que puede quedar fuera de la UE enseguida le sale la respuesta fácil que muestra efectivamente que no todo ha sido siempre igual, "España no lleva tanto tiempo en la UE", los hay, yo entre ellos, que recuerdan un tiempo en el que efectivamente eramos capaces de vivir sin el paraguas de la UE. Pero ese indepe, que recuerda lo mismo que yo, parece no darse cuenta de lo mucho que hemos ganado por participar de tan selecto club. Es cierto que los hay que han ganado más que otros, pero en conjunto, hemos salido beneficiados. La costumbre le delata cuando habla del franquismo como si ahora estuvieramos en una extensión del mismo porque las referencias a las cartillas de racionamiento, el hambre que pasaron muchos españoles ya no figura en su recuerdo, ya no es algo de toda la vida, alqo que siempre estuvo allí y sin embargo los hubo que no viviendo tan mal en la república, tuvieron que huir a una Europa en la que nos recibían como se reciben ahora a los que escapan de Siria y donde muchos acabaron desplazados de campos de refugiados en Francia a campos de concentración de Alemania. Muchos de ellos no volvieron nunca, estoy convencido de que para ellos, cualquier tiempo pasado sí fue mejor.

Conozco gente de Sarajevo que ahora viven su nacionalismo con mucho patriotismo, pero que no tienen la menor duda de que en Yugoslavia vivían mejor. Sus hijos viven felices porque "siempre ha sido así" y todo parece mejorar pero al margen de un recuerdo difícil de borrar y de quien sabe cuantos muertos o desplazados, la mejoría actual no les lleva a una vida mejor que la que tenían hace más de 20 años. Incluso ahora, con el exodo masivo de gente de Siria, sería relativamente fácil encontrar a quien no hace tantos años se sentaba a disfrutar de una bebida en una terraza de Damasco (invito a quien tenga curiosidad para buscar en Internet uno de esos programas de españoles por el mundo para ver lo que era y compararlo con lo que es ahora).

Carl Sagan contaba en su última obra que tenía una postal enmarcada en su cuarto de baño "de un tal James Day, de Swansea Valley, Gales. Dice así:
Querido amigo:
Sólo unas líneas para decirte que estoy vivo y coleando y que lo paso en grande. Es magnífico.
Afectuosamente, WJR

Está firmada con las iniciales casi indescifrables de alguien llamado William John Rogers. En el anverso hay una foto en color de una espléndida nave de cuatro chimeneas y la mención «Transatlántico Titanic de la White Star». El matasellos lleva la fecha del día anterior a aquel en que el gran barco se hundió llevándose consigo más de 1.500 vidas, incluida la del tal Rogers."


Carl Sagan la miraba para recordar que las cosas no son siempre así, que pasarlo en grande puede ser un estado de lo más provisional e ilusorio y de hecho, mientras escribía aquel libro se enfrentó varias veces a la muerte hasta que ésta le superó. (El libro, como la mayoría de Carl Sagan bien vale la pena dedicar el tiempo que cuesta leerlo, "Miles de Millones").

A lo que voy es que la fuerza de la costumbre influye también en esos independentistas que creen que lo que ya tienen es inmutable. Creen que esas carreteras, esos hospitales, farmacias, restaurantes, comercios y playas, estuvieron siempre ahí, y lo que es peor, piensan que seguirán ahí hagan lo que hagan pues todo lo que pueden conseguir se añadirá a lo ya conseguido y por desgracia no es así. Vivimos como Willian John Rogers en su postal, sabemos que la vida es efímera, pero los logros que conseguimos durante la misma, también.

Nadie puede pensar que España como nación permanecerá durante una eternidad y no hace falta llegar al momento en el que todo cambiará en cuanto el sol acabe su ciclo de vida dentro de cinco mil millones de años. No, las fronteras y los estados acabarán cambiando mucho antes. El padre de la patria turca Kemal Ataturk nació en Salónica, segunda ciudad en importancia de la Grecia actual, pero él siempre fue turco... más bien, otomano. Los países evolucionan, pero no necesariamente a mejor, que se lo pregunten a los habitantes de Persia... la Irán de los años 60, tan parecida a la España de la misma época, solo les faltaba el 600 en el nodo. España sí mejoró, tenía mucho camino para mejorar, pero en Irán solo mejoraron aquellos que pensaban que estarían mejor después de muertos (no tanto porque hubieran mejorado como por el hecho de que no se conoce de ninguno de ellos que haya vuelto para decir que no existe ese paraíso con sus vírgenes y sus sombras).

Olvidarse de lo conseguido, o lo que es peor, negar que se trate de una mejora que como tal es susceptible de perderse, es la peor de las enseñanzas que se puede transmitir en un sistema educativo, y por desgracia es lo que está ocurriendo, ya no solo en Cataluña sino en toda España.

Lo peor, es que además lo hacen vendiendo quimeras del pasado, ¿es que de verdad pretenden repetir los errores del mismo?, porque si se trata de errores, el pasado de España es una gran colección de errores, en eso no se podría negar que los secesionistas catalanes son españoles de los de siempre.

Claro que aciertos también hubo, pero en la historia de España no hay muchos aciertos cuando se trata de dividir. Por lo general, al dividir en dos, la suma de las partes nunca nos ha dado la cantidad inicial. La división, forzada o no, siempre ha resultado bastante negativa para la parte secesionada y eso que en algunas ocasiones, se trataba de partes que ciertamente tenían una riqueza natural que les debería haber convertido en una gran nación.

No creo que consideremos que el Sahara, Marruecos, Cuba, Guinea o Filipinas sean un ejemplo a seguir y se trata de todas las secesiones de la historia reciente de España. Ciertamente, la mayoría de las secesiones del territorio no tuvieron otra consideración que la de colonias. Cuando las provincias españolas de África ganaron dicha consideración ya era demasiado tarde y de nuevo, son muchos los que vivían en las mismas que miran ahora con pena aquel pasado que perdieron y que si encima lo hacen mirando a la España actual, seguramente se lamentan de no haberse manifestado de otro modo.

El futuro de la España actual lo es como parte de la Unión Europea, perder parte de su independencia legislativa y económica dentro de una UE más cohesionada no significa perder un ápice de su cultura e idiosincracia como tampoco lo ha perdido Cataluña en los últimos 40 años como parte de España, más bien al contrario, corre el riesgo de morir de éxito en su empeño en crear un espíritu nacional catalán. Toda la riqueza de Cataluña lo es en virtud de su pertenencia al conjunto de España, las carreteras que se construyen en toda España con los beneficios de la industria y comercio catalanes, se utilizan para que Cataluña siga comerciando y vendiendo sus productos al resto de España. No se prospera a costa de otros, sino gracias a los mismos y ese es el futuro que se pretende lograr en una Unión Europea futura.

Es interesante ver que el secesionismo catalán no vende la salida de la UE como hacen los pocos apoyos que reciben del resto de Europa. El euroescepticismo se basa precisamente en las mismas ideas que mueven el independentismo catalán y por ello genera corrientes de adhesión entre los que no quieren una Europa unida. Resulta curioso y contraproducente que los lideres secesionistas vendan la idea de que seguirán siendo Europa cuando en realidad son una bomba que de prosperar acabará destruyéndola.

La fuerza de la costumbre les hace creer que Europa ha estado siempre ahí, pero no. En realidad es un invento moderno que corre el riesgo de desaparecer por culpa de los nacionalismos, los mismos que destruyeron una Europa muy distinta de la actual a principios del siglo pasado, los mismos que la volvieron a destruir a mediados del mismo siglo y esos que ahora, vuelven a insistir en volverla a destruir amparándose en una revolución que cínicamente denominan de las sonrisas. Digo cínicamente porque los mayores criminales de la historia, tenían la costumbre de sonreir cuando cometían sus crímenes... cosas de la costumbre.

Ya se que es publicidad... pero creo que necesitaba terminar el post con algo positivo de la costumbre.





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