domingo, abril 25, 2010

Consejo de Edelstein.

"No se preocupe por lo que otros piensen de usted. Están demasiado ocupados preocupándose por lo que usted piensa de ellos"
Arthur Bloch.

Hace ya unos cuantos años, tanto que ni me que acuerdo, que me regalaron la Ley de Murphy. Fue entonces cuando descubrí que Murphy no había postulado ninguna ley, que en realidad todo era obra de Arthur Bloch, uno, entre tantos escritores de obras para leer en pequeñas dosis pero que no se había convertido en famoso por sí mismo sino que su personaje, uno que solo da nombre al libro, era el que había acaparado toda la fama.

Con el tiempo, algunos de sus postulados, teoremas y corolarios, acaban formando parte de la cultura popular de forma que siempre hay quien lo cita como parte del estudio que vete a saber que universidad ha realizado.

No son citas en el más puro sentido de la palabra, nacieron para ser escritas como tales, pero en su mayoría pertenecen a lo que podríamos catalogar como verdades de perogrullo. En cualquier caso son afirmaciones que compartimos en muchas ocasiones de nuestra vida, pero que por lo general pasan desapercibidas hasta que al leerlas nos damos cuenta de su veracidad, sino absoluta, al menos sí relativa al momento en el que leerlas nos hace recapacitar sobre las mismas.

En esta, Edelstein, nos recuerda que aunque cada uno de nosotros somos el centro de nuestro universo, pues toda posición y movimiento están determinados por un sistema de referencia y cada persona se pone a sí misma como centro de su sistema de referencia, resulta que la persona que tenemos a nuestro lado tiene un sistema de referencia parecido por proximidad, pero que es diferente del nuestro.

Dicho de otro modo, por mucho que queramos pensar que somos parte de un todo, todo el mundo va a su bola, y como dijo un conocido hace poco, lo que más le preocupa a cada uno es su ombligo, (centro del sistema de referencia), y lo de los demás, importa... pero menos.

5 comentarios:

Eloise Kelly dijo...

Es verdad cada cual va a lo suyo y a lo que le interesa, formas parte de ese algo de alguien mientras eres de su interés , una vez perdido , otra vez a su bola y a otra cosa mariposa ...

Titajú dijo...

Por estos lares el ombligo del mundo no es uno mismo, sino sus magníficos retoños. Aún recuerdo no hace mucho, en una carrera infantil en el parque, a un padre que agarró a mi hija para que ganase la suya... que tampoco ganó porque había más niñas que dos y el padre no tenía más brazos.
A la nena le compraron un premio de consolación (y como dijo su mami "fíjate, es más bonito y más grande que el de la niña que ganó".
Aquí la hijitis está causando estragos, y los niños pasan a ser del centro del mundo mundial a ser un peligroso ente para la sociedad.

Outsider dijo...

Eloise, ... y de ahí, la relación entre el movimiento de las alas de la mariposa y los desastres en el otro lado del mundo... solo se trata de desinterés.

Titajú, a fin de cuentas el ombligo es el último nexo de unión entre el retoño y su madre, es la extensión del mismo y el único modo de alcanzar la inmortalidad, una cadena de ADN que intenta conseguir los premios que no consiguió su origen. Los hijos están siempre destinados a conseguir lo que no consiguieron los padres... aunque sea haciendo trampas. Para ese padre, no es tan importante el que sus hijos consigan hacer algo por sí mismos, como que se crean que lo han hecho... y así va el mundo.

Zayi Hernández dijo...

No sé yo si vale la pena preocuparse de lo que piensen de uno...sabes? ultimamente me he encontrado con cada pieza que si las llevo a un museo, seguro que las exhiben....hoy por hoy me da igual lo que piensen de mi, ya no me creo nada de nadie.
Un beso.

Outsider dijo...

zayi, soy de la misma opinión, hace ya un tiempo que me da un poco igual lo que opinen de mi... y así me va.

En lo que dices de los museos... no soy critico de arte, bueno... criticar, critico mucho, pero no porque sepa de arte. Soy uno de esos que hacen bulto en los museos de todo el mundo para poder decir despues que yo estuve allí, esto me gustó y esto otro no, sin importarme mucho si pagaron una burrada o dos. Así que a juzgar por lo que se puede ver en muchos museos, no creo que me sorprendiera que expusieran esas "piezas", seguramente son más dignas de exponer, por anormales, que otras ya presentes en los mismos.