miércoles, noviembre 01, 2017

Se admiten apuestas, ¿Irá Puigdemont a declarar mañana?

Fuigdelmón... el nuevo alias del expesiden de la generalitat, parece que se encuentra ahora en el brete de tener que declarar por la colección de delitos que se le imputan... y lo de brete va con segundas.

 Mi apuesta es que no. Aun le dura la euforia del momento en el que puso el anuncio para vender la moto a nivel europeo. Vale que seguramente no le sirvió para nada, pero ahí está en su nuevo discurso de la violencia judicial ya que el argumento de la policial empieza a resultar demasiado cansino. Repetir hasta la saciedad las mismas imágenes, que por otra parte son las únicas que tienen de la violencia que 8000 agentes de policía utilizaron contra 2 millones de personas ya se puede considerar agotado. (Extrapolado de cualquier enfrentamiento policial, si se hubiera producido realmente la violencia que tanto proclaman,  los 800 atendidos habrían sido muertos... los heridos habrían superado la decena de millar y los atendidos habrían superado el centenar de millar).

Además ahora empieza a resultar plausible que los mossos acaben empleando la misma violencia contra las manifestaciones de no independentistas... por mucho que les acusasen de extrema derecha, el discurso no acabaría convenciendo al resto del mundo por mucho que los secesionistas encuentren atractivo el hundir el prestigio y la imagen de Cataluña si con ello pueden hacer que España entera se hunda con ellos y no tenga más remedio que soltar lastre (todo según la desalmada teoría secesionista del cuanto peor, mejor).

El discurso internacional aún no ha dado sus frutos a los secesionistas pero el mensaje que lanzó Puigdemont estaba dedicado a sus huestes, esas que con dos dedos de frente se debían haber dado cuenta de lo engañadas que las tienen pero que una vez convertidos al futbolismo político, animan a su equipo manque pierda, aunque los jugadores lo hagan por dinero y utilicen a los hoolingans de corazón como instrumentos de su política de fichajes y sobornos en sus partidos (ya que no lo dudemos... alguno se pierde por amaños entre jugadores, entrenadores y directivos).

Su discurso era parte del espectáculo, ahora pueden olvidar la goleada del domingo en la calle para hablar de otro partido, ese en el que Puigdemont decía que le perseguía la justicia al tiempo que el Supremo y la Audiencia Nacional admitían a trámite las demandas interpuestas contra él. ¿Quien ha ganado esa partida?, no se sabe, me da que es una partida que durará hasta más allá de las elecciones de diciembre. No importa el resultado final, lo que a Puigdemont le interesa es meter tantos goles como sea capaz antes de las elecciones. Cada gol supone asegurar el apoyo de un número indeterminado de secesionistas. Ocurre como en el fútbol, se puede perder un partido, pero si tu equipo ha dado suficientemente la cara, los hooligans salen contentos con su equipo y éste se asegura que vuelvan al estadio en el próximo partido.

Así que Puigdemont usará los recursos que la propia justicia le brinda. Primero no se habrá podido hacer una comunicación efectiva y entonces se tendrá que publicar en el BOE por no haberse podido comunicar en persona. Las comunicaciones y los actos administrativos o judiciales tienen unos plazos que respetar. Cada escrito, cada comunicación, cada información judicial a la prensa, será un saque de esquina de Puigdemont tratando de meter otro gol y animando a sus hooligans a participar, que es de lo que va todo. Todo, hasta que llegue el momento de provocar el penalti. Yo intuyo que Puigdemont será detenido en Cataluña con gran escenario mediático a pocos días de las elecciones. Las fuerzas constitucionalistas estarán enzarzadas en sus debates electorales y no habrá una fuerza común que sacar a la calle para contrarrestar la imagen que sin duda volverá a dar el secesionismo para captar más socios.

Los partidos secesionistas por otra parte, habrán dado imagen de división para desmotivar al votante no secesionista. ERC y la CUP irán por un lado con un claro mensaje secesionista, pero el PDeCAT se desmarcará de ellos con la esperanza de captar los 100.000 votos de UDC que no supusieron ningún escaño por no alcanzar el 3% requerido, pero la división será ficticia pues ERC, gracias a los votos secesionistas que escapen del PDeCAT mantendrá su puesto como fuerza más votada. Es más que probable que los votos independentistas no alcancen el 50% de los votos, pero no nos olvidemos de como funcionan las cosas en prácticamente todas las veces que se ha votado en este país.

Salvo algún partido que se desmorona, todos los demás aparentan haber ganado.

Yo se que ganar, lo que se dice ganar, ninguno ganará con propiedad. Pero los hooligans seguirán diciendo que su partido es el mejor, y mientras tanto, Cataluña y España se hundirán un poco más en el fango, los salarios caerán, las empresas nacionales quebrarán y las internacionales, las que buscan mano de obra barata para vender fuera del lugar de producción, se volverán a forrar.

 Para evitarlo, la afluencia de votantes deber ser masiva, es muy importante darse cuenta de que nos jugamos algo más que una bandera en un mástil. No solo hay que ganar al secesionismo en votos, que seguro que lo haremos. Debemos ganar también en escaños. Ya no sirve ser una mayoría silenciosa pues de perder, dejará de ser silenciosa para ser definitivamente silenciada, y de ahí a convertirse en una linea del sermón de Martin Niemöller solo va un paso.

 


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