lunes, noviembre 13, 2017

La Diada juego de tronos y el Risk


Algunos reconocerán a Rafael Casanova como un icono del independentismo. Lo curioso es que en realidad no era otra cosa que alguien que se mostraba partidario de que el trono de España recayera en el Archiduque Carlos de Austria y que estuvo al mando civil y militar de la ciudad de Barcelona cuando Felipe V la asedió en la Guerra de Secesión.

La Guerra de Sucesión fue una Guerra civil a la española, es decir, se invita a todo el mundo para que participe de la misma y buena parte de Europa acaba involucrada de una u otra manera. Claro que en realidad no es correcto hablar de países en su significado actual,  en su lugar sería más apropiado sustituir la palabra países por propiedades,  ya que por aquel entonces no hay ninguna "democracia" involucrada, aquello era más bien un conjunto de monarcas jugando al Risk con sus propiedades que cuando no están jugando, pasan simplemente de padres a hijos. A veces esos territorios los hereda un solo hijo o se dividen entre varios hijos creando nuevas propiedades que seguramente alguien acabará llamando países o la semilla que pueda dar la escusa para crearlo. Otras veces un matrimonio en bienes gananciales o con separación de bienes hace que varios territorios acaben en poder de un solo matrimonio y volvemos a empezar con las herencias y las divisiones.

Así, tenemos que el territorio que ocupa lo que hoy aún llamamos España pasó de unas manos a otras por una larga partida de Risk aderezada con herencias, divisiones y uniones de sus propietarios... la realeza de turno.

Uno de ellos fue Carlos II, el hechizado... basta con mirar las "fotos" de la época para ver que su hechizo era también consecuencia de la razón de su poder. Los Targaryen no son los únicos que mezclan cromosomas de la misma familia. Claro que a base de mezclar siempre con el mismo gen, a falta de hijos, siempre había primos y parientes susceptibles de reclamar todas las herencias, porque era raro el monarca que no estuviera emparentado con absolutamente todas las casas reales, amigas o enemigas.

Este había llegado a la saturación genética de la suya y aparte de merecer una plaza de aparcamiento permanente con tarjeta de persona con discapacidad no pudo tener hijos y como parece ser que dijo un enviado del Papa "se puede hacer lo que se desee con él pues carece de voluntad propia".

Paradójicamente, en su idiotez (dicho con toda el sentido clínico del término) debía saber que no tenía ni idea de gobernar y tuvo suerte, al menos relativa, con aquellos que lo hacían por él. Válidos como el Duque de Medinaceli o el Conde de Oropesa que sirvieron para incrementar el valor de sus propiedades.

Lo cierto es que en su primer testamento nombró heredero a un sobrino nieto de su casa, los Austrias... José Fernando de Babiera que digo yo que allí lo llamarían de una forma más germana... o austriaca que para el caso. Era un nombramiento casi lógico por parentesco aunque no era más que un niño. (Pero a fin de cuentas Carlos II era rey desde los cuatro años). Pero el heredero se empeñó en cambiar el orden de defunciones con respecto al que produce la herencia y el hechizado se quedó sin heredero.

En palacio empezaron las conspiraciones para nombrar otro heredero, no nos olvidemos que era rara la casa real que no estuviera, entonces y ahora, emparentada con todas las demás así que Francia entraba en el reparto potencial con otro sobrino nieto. Felipe de Anjou. El reparto de las propiedades del Rey quedaba de forma muy dispar dependiendo de si el Rey había hecho o no un testamento a favor de este último por lo que la guerra de sucesión, se convirtió en una guerra europea ya que a la muerte del anterior heredero en un pacto entre el rey de Francia y el de Inglaterra se decidió que el heredero pasaba a ser el Archiduque Carlos, un pariente de la casa de Habsburgo... emparentado con todas las casas reales pasadas y futuras de cualquier sitio de Europa pero que venía bien para los intereses de Francia, Inglaterra y Holanda (Quiero decir... para sus dueños que no necesariamente sus gentes).

Unos lo querían todo, otros estaban dispuestos a renunciar a una parte pero cada territorio, cada moneda de la bolsa de la herencia del difunto Rey, se decantó por uno de los candidatos. Por aquel entonces ya había un Romeva austriaco que convenció a los valencianos, a los más pobres, que si apoyaban al candidato austriaco, no tendrían que pagar impuestos. Aquellos maulets ignorantes lucharon con tesón por una España tax free, porque se creyeron aquello de que "los nobles nos roban", y no les faltaba razón, pero su lucha la hacían por otros nobles que antes de acabar la guerra ya habían vuelto a pedir sus impuestos, porque la guerra era muy cara.

Austracistas hubo también es Castilla, y Aragón, al igual que Valencia y Baleares lucharon todos en el mismo bando. Lo dicho, una guerra civil en el que españoles mataban a otros españoles por darle la propiedad de sus tierras a un francés o a un austriaco.

Escuchando a muchos  hablar de la rendición de Barcelona del 11 de septiembre de 1714, uno podría llegar a pensar que Felipe de Anjou, ahora con un V en lugar de Anjou, había ganado la guerra. Pero en realidad en ese Risk europeo no se puede decir que ganase la partida. De hecho, la guerra había terminado casi un año antes, en abril de 1713 se firmó el primer tratado de Utrech, el gasto de la guerra era demasiado alto por lo que pensaron en repartirse el tablero para dejar la partida para otro día. La herencia de Carlos II se la repartían entre unos pocos y Felipe V no se puede decir que saliera demasiado bien parado. Así se quedó sin los Paises bajos, el Reino de Nápoles, Cerdeña, el ducado de Milán y el reino de Sicilia. No contentos con ello, volvieron a firmar otro tratado y en otra tirada de dados Felipe de Anjou perdió Menorca, Gibraltar y algun territorio que no estaba en la herencia original como la Isla de Terranova, la Acadia, la isla de San Cristobal, las Antillas y  la bahía de Hudson, por no decir que los derechos sobre los esclavos de América, esos sí patrimonio de la España de entonces, porque me imagino que los secesionistas catalanes de hoy que tanto reclaman todo lo de entonces, correrán un tupido velo al hecho de que eran precisamente los nobles catalanes los que gozaban de dicho privilegio.

La mayoría de los jugadores de la partida se sentían satisfechos con el reparto, seguir con la guerra en la peninsula era un gasto innecesario. Felipe V había perdido todo lo demás, solo le quedaba coger los cachos de lo que le habían dejado pero en Cataluña aguantaron en su lucha por un candidato que les había abandonado a su suerte.

En aquella batalla que ahora tanto recuerdan los independentistas catalanes mezclando churras con merinas, resulta que se publicó un bando antes de ser derrotados llamando a la población barcelonesa a "derramar gloriosamente su sangre y vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España"... lo que son las cosas.

Es por tanto curioso ver que la base independentista se basa en una batalla perdida, en la que sus "heroes" luchaban por España (que no mártires pues aunque ahora van a rezar a la tumba de Casanoves, este no murió en la guerra y siguió ejerciendo de abogado sin exilarse a ningún lugar).

Cataluña, como una pieza más del Risk, quedó en manos de uno de los monarcas que jugaban la partida, que como buenos jugadores se fueron a casa pensando que todos habían ganado. Volviendo al escenario que reclaman de aquel 1714. Deberían pedir que Menorca siguiera siendo Británica,  un Gibraltar Español y reclamar para Francia, y por tanto para Europa los caladeros con lo que evitarnos discusiones con Canadá por la pesca del Fletan.  Lo cierto es que da igual quien hubiera ganado, en todos los escenarios posibles de aquella guerra, Cataluña no dejaba de ser España, solo cambiaba el dueño.



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