viernes, junio 09, 2006

La suerte del matrimonio

Si comparamos el matrimonio con la muerte, (que forma mas macabra de comenzar), nos damos cuenta de que la segunda ha de ser por fuerza mejor que el primero. Nadie (al menos que yo conozca) ha vuelto de la muerte, mas son unos cuantos los que despues de haberse casado han decidido dejar de estarlo.

En cualquier caso sigo contando más de aquellos que siguen casados... claro que ... ¿Tuvieron suerte al casarse?

Desde pequeños, probablemente es una cuestión genética que nos fuerza a relacionarnos para emparejarnos una o más veces. El matrimonio es un intrumento que pretende convertir una pareja en la casi definitiva, (digo casi por que definitivo, lo que se dice definitivo no hay nada). Más tarde o más temprano creemos encontrar dicha pareja del sexo contrario o del mismo, (segun las inclinaciones sexuales de cada uno), y nos casamos... y quien dice casarse se refiere a todo aquello que puede considerarse como tal, es decir ese contrato, oficial o no en el que decidimos que ya no lo vamos a decidir todo nosotros, ese contrato segun el cual dos mentes se convierten en una sola y resulta dificil que la mano derecha actue independientemente de la izquierda.

Sin embargo, esta unión puede realizarse de distintos modos.

Una de las mentes es dominante: Probablemente es el caso mas habitual, pero hay distintos niveles de dominio. El 100% es imposible pues por definición despues de la fusión de las mentes siempre habrá una parte del control en el lado de la mente no dominante. Claro, que en el peor de los casos dicho control solo sirve para saber lo desgraciado/a que se és.

Con o sin coincidencias: Independientemente del nivel de dominio, son las coincidencias en la forma de pensar las que hacen que dicha fusión sea realmente estable. Si una persona dominante está con una que no lo es, pero hay suficientes coincidencias en la forma de pensar nos encontramos con una pareja estable aunque a los ojos del resto hay una relación sumisión/dominio incomprensible, daría respuesta en muchas ocasiones a aquello de "no comprendo como pudo aguantar tanto tiempo con el/ella", independientemente de que dicha relación puede acabar siendo autodestructiva. Por otro lado, el nivel de coincidencias necesarias son mayores cuanto mayor sea el equilibrio de dominios. Habríamos dado en este caso con la media naranja casi ideal.

Complementarias: Para que la unión sea ideal, hemos de encontrar un cierto nivel de complementariedad, una de las partes ha de suplir las faltas de la otra y viceversa. Ser totalmente complementarios sería lo mismo que decir que no se parecen en absolutamente nada por lo que dicho extremo tampoco es ideal y se volvería a dar en las relaciones destructivas en donde hay un exceso de dominio por una de las partes. Es mejor la complementariedad en los campos en los que preferimos que otro se encarge de un asunto. Sería el caso por ejemplo de la pareja en la que uno siempre cocina porque al otro no le gusta hacerlo y sin embargo al primero es algo que le entusiasma.

Quien consigue el equilibrio en todas las areas, puede decir que ha tenido suerte en el matrimonio.


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