Odio las comedias románticas

Me gustan... pero las odio. Supongo que como a la mayoría la sensación de felicidad que tiene el expectador de estas películas cuando esta llega a su fín me hace sentir dichoso y llego a creer que todo es posible hasta despues de haber pasado las mil y una perrerías a las que se somete al protagonista de las mismas.

Pero las odio... y el equilibrio entre lo que me puedan gustar y el odio que siento hacia ellas se está decantando hacia este último. La razón: la misma por la cual me gustaban. El problema: que conforme pasa el tiempo me doy cuenta de que en realidad no todo es posible y que hay un tiempo para cada cosa. Las segundas oportunidades no existen y por lo general aunque no es normal que alguien digamos normal sufra todas las perrerías que le suceden al protagonista de una de estas películas, tambien es cierto que con mucho menos el final no llega a ser ni un espejismo de lo que sucede en las mismas pues no hacen falta más de un par de las desafortunadas ocasiones que se presentan para desbatatar toda posibilidad de que el final se pueda ni tan siquiera acercar a aquel de las películas.

Ahora, despues de haber visto tantas y tantas comedias románticas no soy feliz. Mi vida carece de sentido pues sueño con esa situación feliz que solo se vive en dichas peliculas, deseo a alguien que no puedo tener, alguien que en realidad es como si no existiera. Estoy enamorado de una idea, de una forma de vivir que solo existe en esas películas y me paso el tiempo soñando con un romance que si alguna vez tuve, ya no lo tengo.

Me siento desgraciado porque llego a creer que lo que sucede en la ficción es una posibilidad que le puede ocurrir a cualquiera y que de hecho pasa pero no a mí. Es como la lotería que todos juegan pero que a nadie toca, siempre resulta ser otro el agraciado. La autentica crueldad de la vida es sueño, mientras desconoces la riqueza no la anhelas, mas cuando la conoces descubres que no la tienes, la anhelas y eres un desgraciado porque no la consigues o solo pudiste conseguirla durante un momento. Un instante prestado de nuestra existencia que despues nos marca durante el resto del tiempo que nos queda de vida. Un recuerdo de lo que nunca tuvimos.