jueves, noviembre 06, 2014

Utopía.

Se han forjado muchas utopías inexistentes desde que Tomás Moro inventó la suya en ningún lugar allá por el año 1516. En aquella Moro nos presentaba una sociedad distinta como alternativa a un régimen de propiedad privada, repartida injusta y desigualmente.

Las utopías pretenden solucionar un problema, y hasta la fecha, cada vez que alguien ha intentado poner en práctica una una de ellas, ha creado tantos problemas como aquellos que pretendía solucionar.

Utopía resultó ser por ejemplo la revolución francesa, ahora nos la venden como un gran éxito, pero en realidad no se puede decir que ganase ninguno de los ideales, utópicos, de libertad, fraternidad e igualdad. Eso sí, saneó bastante el panorama del país porque seguramente habría más de uno que se merecía perder la cabeza de entre los 15.000 que demostraron que el cuerpo tiene poco que hacer sin dicho apéndice. Perdieron la cabeza reyes, nobles, burgueses y plebeyos e incluso la perdieron más de uno de aquellos que hicieron que alguno de los anteriores la perdiera. La libertad les duró tanto como tardó un general en hacerse con el poder aunque paz, lo que se dice paz, tampoco es que les llevara mucha y de ahí nació un toma y daca  entre repúblicas y dictadores hasta la república de hoy en día, que ya es la quinta, aunque con el auge de la ultraderecha no sabría yo decir si hay más de uno pensando en seguir con la costumbre y plantar la semilla para la sexta.

También fue una utopía la revolución rusa, y vamos empezando a asociar utopía con revolución, no voy a entrar en detalles, pero no había pasado un rato después del colapso del régimen comunista cuando ya pertenecía todo a alguien. ¿Alguien duda de que no existiera la propiedad privada durante los años que duró el comunismo? y no digamos sobre la justicia e igualdad del reparto.

Una utopía sería un mundo sin fronteras, sin ejércitos ni armas, sin policías, ni ladrones, ni políticos, vaya a estos ya los mencioné justo antes, un mundo sin religiones ni exaltados, en el que todos se rigieran por el principio de regalar para poder recibir. El que pescase, daría pescado, el que cultivase daría los productos de la tierra que otro procesaría para que todos pudieran comer. La ciencia estudiaría como optimizar los procesos, y todos juntos servirían al bien común del planeta. Hacer cohetes resultaría gratis pues nadie tendría que pagar por ello y se podrían colonizar otros planetas en los que obtener recursos para vivir cada vez mejor, haciendo cada vez menos. El ocio impulsaría el pensamiento y del mismo nacerían los genios que no teniendo otra cosa que hacer descubrirían más y mejores cosas para vivir cada vez mejor... seguramente los unicornios azules poblarían el cielo y amanecería cada día con un arcoiris luminoso bajo la música lalalá de disney...

El principal problema está en que resulta difícil concebir un mundo sin nadie a la cabeza del mismo. Basta que haya uno por encima del resto para que exista otro que quiera ocupar su lugar. La solución pasaría porque nadie tenga necesidad de querer ocupar el lugar de ningún otro. Se podrían robotizar todos los trabajos que nadie quiere realizar, de hecho se podrían robotizar la inmensa mayoría de los trabajos con lo que crearíamos una sociedad de robots que ocuparían el lugar de los esclavos de antaño.

Pero debería hacerse a escala global. Debería estar tan robotizado Londres como Yibuti, España como el Senegal, porque de otro modo seguirían existiendo los movimientos migratorios de los lugares en los que se vive peor a aquellos en los que se vive mejor. En lugares inhóspitos puede que no se quedase demasiada gente y aquellos lugares templados estarían más poblados pero no debería limitarse el movimiento a nadie, los solitarios vivirían más solos y los sociales vivirían con más gente.

Pero la naturaleza humana no es buena, todos esperan más del resto que lo que están dispuestos a dar. Por eso existe la propiedad privada y ha existido desde el principio de los tiempos. Porque todos acumulan con el único objetivo de seguir acumulando. El planeta, que en la utopía, es propiedad de si mismo, está repartido  y mal repartido. Como siempre hay quien tiene más, existe otro que quiere tener más que el anterior pero esto es imposible sin que se reduzca la parte del primero o sin que haya un tercero que tenga menos.

El mundo y todo lo que contiene es la propiedad privada potencial. Hay lo que hay, y no hay más que lo que hay. Unas materias se pueden transformar en otras para después disgregarse en las primeras pero al final no hay más materia que la que hay. No se regala nada así que en lugar de cambiar ovejas por pan se crea un ente para generar la equivalencia entre ambas. Se inventó el dinero y lo fraccionó para que pudiera existir una fracción que representase aquello a lo que se daba menos valor.

Digamos que lo que menos vale del planeta es un grano de arena y eso define el valor de 1 dolar planetario, igual con un grano de arena no se puede hacer nada así que un dolar podría ser algo más de arena pero la arena está claro que llega un momento en el que tiene valor. A fin de cuentas las casas están hechas de arena y hay que ver lo que cuestan.

En lugar de usar una moneda hubo quien pensó que lo que se podía utilizar como moneda de cambio era precisamente esa arena, bueno, usaron sal, de ahí el salario, a fin de cuentas se podía encontrar una equivalencia en sal para aquello con lo que se comerciaba. Pero claro... si alguien tenía una salina comerciaba con la sal con la que pagaba y al final podía sobrar la sal.

Precisamente ahora no es sal lo que sobra, lo que sobra son billetes y más que sobrar billetes lo que sobra es dinero. El dinero produce más dinero en los mercados y el total de dinero no para de aumentar. Granos de arena siguen habiendo los mismos, pero si hay más dinero, cada grano se corresponde con más dolares planetarios. Lo que menos vale ya no es el grano de arena, ahora lo que vale menos es el dinero en sí pero este no deja de producirse ficticiamente devaluando todo aquello a lo que representa. Pero si el grano de arena era menos valioso que la celulosa con la que se hacía el papel del dinero, ahora, el papel con el que fabrica un dolar planetario vale más que un dolar planetario. Algo así como lo que ocurrió con los duros de plata, que con la devaluación del dinero empezaron a valer más de cinco pesetas.

Así que los que tienen dinero, sabiendo que cada vez hay más dinero, lo cambian por propiedades para repartirse el planeta, el dinero no vale nada, pero las propiedades sí. Los ricos, los verdaderamente ricos no miden su riqueza en cantidad de dinero, sino en porcentaje del planeta, de hecho todo el mundo tiene un porcentaje del planeta. Los hay que solo son propietarios de sí mismos y casi ni eso así que son propietarios de una parte muy pequeña del planeta. Un uno por ciento de los habitantes del planeta son propietarios del 90% del planeta y el 99% restante se reparten el 10% que queda.

Siempre habrá quien intente cambiar las cosas, en la mayoría de los casos con la intención de dejar las cosas igual pero cambiando las personas que ocupan ese 1%. Las revoluciones al estilo de la rusa o la francesa no cambiarían gran cosa pues tampoco lo hicieron antes, y de hecho sería difícil que se pudieran producir del mismo modo ahora ya que ese 1% ya no está localizado en ningún lugar específico. Se mueven por el planeta, se mueven por sus propiedades siempre a salvo de revoluciones. Incluso las promueven, porque han evolucionado y hace tiempo que descubrieron que la única forma de evitar la ira del 99% era conseguir que se fraccionase de tal forma que estuviera continuamente luchando entre sí por convertirse en el 1%. Las fronteras les sirven a sus propósitos, y cuantas más hayan, mejor.

Para mantener las fronteras, ejércitos y para mantener las diferencias, religiones. De paso guerras santas, y otras no tan santas sirven para controlar las poblaciones y mientras, ese 1% seguirá siendo el propietario de todo lo demás.

Cuando se cambiaron las operadoras de teléfono por las operadoras automáticas, unas máquinas hacían su trabajo y se habría podido llegar a la conclusión de que era posible robotizar todos los trabajos para que nadie tuviera necesidad de trabajar. Si nadie hubiera tenido necesidad de trabajar, el 1% no habría sido distinto del resto. Nadie habría sido propietario de nada y por tanto no habría habido nadie más pobre que el resto. El actor habría entretenido a su audiencia por el mero placer de ser reconocido como tal, y su audiencia habría disfrutado con ello. Solo habrían trabajado aquellos que quisieran hacerlo, y haciendolo por gusto, lo habrían hecho mejor. Pero, ¿que tipo de revolución hace falta para derrocar al 1% sin cambiar a unos por otros? ¿como se eliminan las fronteras haciendo desaparecer al mismo tiempo los ejércitos que las mantienen?

Utopía... por lo que seguiremos deshaciendo el planeta, plantando fronteras, y creando religiones para creer que la única forma de estar mejor, es no estar.




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