Este verano, como todos los veranos, he recuperado mi afición a la lectura, se ve que no se estar sin hacer nada... pero por una vez no he comprado un libro al azar ni me he dejado simplemente recomendar alguna lectura. Este año he caído bajo el influjo de la propaganda mediatica y una campaña de promoción bien llevada.
Al margen de ello el libro se puede analizar desde dos prismas, el primero, puramente literario, nos presenta un libro que en su mayor parte se corresponde con una larga relación de nombres que por lo general no dicen nada, situándolos en el lugar en el que fallecieron y novelando la forma en que lo hicieron, la relación no es inconexa pues la razón de ser de la novela es la de conectarlos aunque parezcan calzados para poder estar relacionados.
El otro prisma, más profundo, es el que le imprime valor al libro, ya que nos muestra la realidad del país en el que vivimos. Aquellos hechos que tanto celebramos, estudiamos y recordamos del 2 de mayo no fueron catalogados de heroicos por la clase dirigente que después gobernó el país. "Tan detestable y pernicioso ejemplo no puede repetirse en el País"
Las declaraciones de la Época no parecen simples adhesiones chaqueteriles al poder reinante, era igualmente válido no decir absolutamente nada... y después, resulta que esos revoltosos e inconscientes se convirtieron en héroes nacionales cuando no tuvieron el apoyo ni del ejército ni de las clases más pudientes que los veían más como amenazas que como libertadores.
La revuelta no tuvo ninguna organización real, al final fueron una masa de desgarramantas que se apuntaron al no tan noble oficio de perseguir a los franceses que a la postre habrían traído un poco de modernismo ilustrado a un país más bien abandonado a la mala gestión de sus gobernantes.
Después, con el tiempo, sus actores fueron utilizados por derecha e izquierda, resaltando el papel realizado por aquellos que más les pudieran representar, curas, militares o descamisados...
En fin, interesante documento que describe lo peculiar de nuestra forma de ser y que podría explicar fenómenos como el fervor futbolístico al tiempo que rechazo a los símbolos patrios... aunque como novela, no me gustó tanto.
Al margen de ello el libro se puede analizar desde dos prismas, el primero, puramente literario, nos presenta un libro que en su mayor parte se corresponde con una larga relación de nombres que por lo general no dicen nada, situándolos en el lugar en el que fallecieron y novelando la forma en que lo hicieron, la relación no es inconexa pues la razón de ser de la novela es la de conectarlos aunque parezcan calzados para poder estar relacionados.
El otro prisma, más profundo, es el que le imprime valor al libro, ya que nos muestra la realidad del país en el que vivimos. Aquellos hechos que tanto celebramos, estudiamos y recordamos del 2 de mayo no fueron catalogados de heroicos por la clase dirigente que después gobernó el país. "Tan detestable y pernicioso ejemplo no puede repetirse en el País"
Las declaraciones de la Época no parecen simples adhesiones chaqueteriles al poder reinante, era igualmente válido no decir absolutamente nada... y después, resulta que esos revoltosos e inconscientes se convirtieron en héroes nacionales cuando no tuvieron el apoyo ni del ejército ni de las clases más pudientes que los veían más como amenazas que como libertadores.
La revuelta no tuvo ninguna organización real, al final fueron una masa de desgarramantas que se apuntaron al no tan noble oficio de perseguir a los franceses que a la postre habrían traído un poco de modernismo ilustrado a un país más bien abandonado a la mala gestión de sus gobernantes.
Después, con el tiempo, sus actores fueron utilizados por derecha e izquierda, resaltando el papel realizado por aquellos que más les pudieran representar, curas, militares o descamisados...
En fin, interesante documento que describe lo peculiar de nuestra forma de ser y que podría explicar fenómenos como el fervor futbolístico al tiempo que rechazo a los símbolos patrios... aunque como novela, no me gustó tanto.
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