viernes, enero 30, 2015

Hablando de conspiraciones.

Cuando escribo de según que temas me acaba viniendo a la cabeza aquella película, Conspiración, en la que Mel Gibson interpreta a un taxista que ve conspiraciones gubernamentales en todo lo que ocurre y escribe un pequeño panfleto que envía a unos pocos abonados. Entre estos está precisamente el gobierno que controla una de esas conspiraciones que resulta ser mucho peor que lo que plantea el taxista pues él mismo ha sido manipulado para formar parte de aquella.

Con esto no quiero decir que tenga información privilegiada que me permita vislumbrar la verdad, mis fuentes son en distintas proporciones: artículos periodísticos, estudios de organizaciones presumiblemente independientes, estadísticas oficiales, artículos de la wikipedia y opiniones en la red que a su vez suelen estar basadas en el mismo tipo de fuentes.

El espejismo democrático del que ya hable en su ocasión es la conspiración global por excelencia, yo en particular estoy convencido de que efectivamente hay organizaciones que efectivamente tutelan y realmente tienen el poder por encima de los gobiernos de los países. En un principio eran grupos de fuerza y lobbies que "convencían" a los distintos gobiernos de promulgar leyes en un sentido o en otro.

Se ponen multitud de reparos a la producción y uso privado de la energía solar o eólica desincentivandola porque disminuiría el poder de los productores de electricidad. No hay interés real en tener independencia energética, la factura de la luz no para de aumentar y escusarse en que la energía solar o eólica no es rentable resulta cuando menos curioso cuando prácticamente la mitad de la energía producida en este país viene de dichas fuentes.

También hable al respecto en autoconsumo: Electricidad Vs. Tomates donde ese autoconsumo no despierta el mismo interés si en lugar de electricidad es una huerta lo que ponemos en casa. Está claro que el lobby de los agricultores tiene menos fuerza en el gobierno y que la especulación sobre las materias primas  no se ve afectada porque difícilmente vas a plantar suficiente trigo en tu jardín como para hacer pan, pero hasta en eso existe quien es capaz de ejercer control sobre el resto (parece ser que Martín Caparrós ha escrito un libro "El Hambre" que expone las razones económicas del hambre del mundo).

Satisfacer el hambre es una de las necesidades básicas de Maslow. Perogrullo debió ser un discípulo de Maslow o igual fue al revés, (para quien no conozca la teoría, hable de la misma en El timo de Maslow).

Hidratarse es otra de esas necesidades por lo que sería fácil pensar que si existe una autoridad supranacional que puede controlar el mercado de las materias primas al igual que existe la que controla la energía, existirá otra que pretenda controlar el agua. Tanto más si resulta que las tres están intimamente relacionadas.

La relación energía-alimentos es simple. Para producir los agrocombustibles, el prefijo bio- se le podría poner también al petroleo e incluso al carbón por lo que no son tan distintos desde un punto de vista medioambiental, sacrifican cultivos para producir alimentos en pro de cultivos para producir energía. Si un deposito de etanol necesita unos 140 kg de maíz y al año se llenan como poco 900 millones de estos depósitos, resulta que se queman 126 millones de toneladas de maíz en los motores de los coches. Ya no es que no se utilicen para dar de comer, sino que al utilizar menos terreno para cultivar lo que sí se come, se vende mucho más caro, pero donde más beneficio se obtiene es en el mercado de futuros donde se pacta el precio que tendrá el maíz.

La relación alimentos-agua es evidente, el agua es uno de los tres ingredientes fundamentales para producirlos.

Sería fácil relacionar el agua con la energía pensando en la energía hidroeléctrica, de hecho también lo relacionaría con los alimentos ya que se aprovecha la liberación de agua tanto para regar como para producir energía, y efectivamente es una relación que existe. En el caso de España hubo una época en la que se potenció la construcción de pantanos. Franco debía verlos con buenos ojos pues era fácil creer que con ello se impulsaba el crecimiento del país y los estudios medioambientales no se consideraban necesarios en un país en el que los grupos ecologistas brillaban por su ausencia. Se producía energía que por aquel entonces era propiedad del Estado y algún conocido ganaba un capital interesante con la construcción de la presa al margen del beneficio que algún terrateniente podía obtener al cambiar a regadío sus tierras. Por otra parte se publicitaba en el NODO como logro del sistema de un modo similar a la inauguración de carreteras, edificios y vías de alta velocidad en época mucho más reciente.

Aquel era un beneficio que quedaba en casa, en las manos de los mismos de siempre pero era más local, digamos que era más subproducto de la escopeta nacional que de Davos o el grupo Bildeberg.

Sin embargo el agua tiene ahora otra utilidad relacionada con la energía ya que es imprescindible para poder extraer el gas de lutita.

Resulta paradójico pero al mismo tiempo que nos venden el hecho de que una empresa española está instalando energía solar en Estados Unidos para abastecer de energía solar,  se dice que esta no es rentable en España (será porque hace poco sol) y hay multitud de solicitudes de explotación de gas de lutita... más conocido como Shale Gas o Fracking.

De hecho ya han empezado a expropiar terreno y la verdad es que parece más bien sacado de la película "en Tierra Peligrosa" de Steven Seagal, claro que como no venga el tío de la vara, aquí no nos salva nadie.

En otros sitios entró la prisa por recuperar proyectos de pantanos olvidados. Uno de ellos es la Presa de Castrovido, también situada en zona susceptible de Fracking. Cuando empezaron a hablar de ella en los años 20, la población de la zona era superior a la actual, vivían de la ganadería y la agricultura y probablemente habrían agradecido tener ese agua. Posteriormente se construyeron vías de ferrocarril que lo comunicaban prácticamente todo, las estaciones abandonadas de hoy nos hablan de un pasado que prometía mucho más y si nos acercamos a sitios como Salas de los Infantes uno aún diría que sigue en funcionamiento.

El proyecto se retomó con la oposición de los ecologistas que no veían el motivo por el que se iba a destruir tanta naturaleza, tampoco contaba con el apoyo de la agricultura maderera, tampoco tenían problemas de agua y que unos pocos pudieran obtener beneficios por poner un restaurante no parecía razón suficiente para el destrozo y gasto necesario.

Nos venden la idea de que se garantiza el abastecimiento a unos 30.000 vecinos pero no se de donde se sacan a tantos vecinos, supongo que se incluye a los veraneantes y no se resta a los que fallecen todos los años. También consolida 6000 hectáreas de regadío aunque eso no resta los prados inundados o inundables que necesita. Espero que el tiempo no me demuestre que todo era una patraña para sacar gas cuando no quisieron utilizar el viento.

El agua entra dentro de la ecuación también en forma de agua potable. El agua de manantial que tanto contamina en forma de botellas de plástico y que resulta tan conveniente para suministrar aquellos lugares en los que la contaminación de los acuíferos hace inviable beber del grifo.

Resultará curioso extraer petroleo de un sitio para poder fabricar las botellas de plástico con las que traer el agua de otro lado pues la extracción de petroleo ha contaminado el agua de la zona.

Y todo porque el beneficio lo obtendrá alguien que no viva en el sitio, igual que con el maíz, el café, el algodón o incluso el petroleo. Alguien que falto de escrúpulos esté dispuesto a vender a su madre si con ello cree sacar algún beneficio aunque el beneficio global sea negativo.










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