miércoles, febrero 26, 2014

Cuando los tontos hablan de economía I

Hoy no hablaré de IKEA, aunque sigo esperando que me digan que puedo ir a recoger las puertas que me faltan. 

Llevo un par de días que no me despego del teclado, es un escribir frenético y me temo que el resultado se parezca un tanto a la escritura automática de mediums y otros seres fantásticos. Lo que iba a ser otra entrada más del blog ha crecido tanto que es imposible publicarla de usa sola vez así que lo haré en varias sin saber si habrá una que dé conclusión a lo escrito o si se quedará en el limbo como tantas cosas.

Hace ya un tiempo me leí "Como funciona la Economía para dummies" de Leopoldo Abadía, no recuerdo ahora si fue Buenafuente o quien, pero la primera vez que ví a este hombre fue en un programa de TV de estos en los que entre broma y broma nos dan pinceladas de como funciona el mundo. Leopoldo Abadía, en un lenguaje claro y fácil de entender nos mostró en aquella ocasión uno de los orígenes de la crisis mundial, quizás el más evidente y que era bastante sencillo de trasladar a nuestra crisis particular como parte de la anterior.

Leopoldo Abadía no es economista, él al menos no se vende como tal, simplemente dice que basta con leer y querer estar informado ya que el poco tiempo que estudió economía no le sirvió demasiado, al menos a su parecer. Yo tampoco soy economista, de hecho después de leer su libro puedo decir que no tengo ni idea de economía y parte de lo que digo sale de lo que he escuchado de gente como él, así que mis fuentes no deberían considerarse demasiado fiables, lo que no saco de aquellas sale directamente de lo que me parece que son las cosas pero de todos modos intentaré explicarlo como si realmente supiera de lo que estoy hablando y evitando términos económicos... que por otra parte desconozco. Un dummie en toda regla que ahora pretende hablar de economía mundial para explicar porqué nos va como nos va.


Con sus palabras habló de los Ninjas, (No income, no job, no assets) (Sin ingresos, sin trabajo, sin capital), y de como, sin nada con lo que devolver lo prestado, pedían, y lo que es peor, conseguían, créditos para comprar viviendas.

La banca, daba esos créditos porque el aval era la casa que compraban. Por poner un ejemplo, la casa costaba 10, ellos, puestos a pedir pedían 15 para poder comprar cualquier otra cosa con los cinco extra y el banco les acababa dando hasta 20 en ampliaciones de la tarjeta de crédito. Sin trabajo, dinero ni capital no podían pagar los créditos pero a los bancos no les importaba, la casa acabaría costando 50 con lo que al quedarse con la propiedad ganaban 10 más la deuda del Ninja. Esta deuda entraba a formar parte de esos productos tóxicos que vendían al resto del mundo, la rentabilidad, mientras la vivienda no paraba de subir, estaba garantizada... siempre que nadie quisiera cobrar los beneficios.

Primero se paró la vivienda, como si de repente alguien se hubiera dado cuenta de que no había gente para tanta casa, la razón era más simple, los bancos prestaban no solo al que compraba, también al que construía.  Si no se cobraban las hipotecas, si no recuperaban los créditos, seguían teniendo potencialmente el valor de las viviendas pero con eso no podían prestar para construir más. Necesitaban liquidez y no la tenían, había mucho papel diciendo lo mucho que tenían, pero con esa moneda no se pagaban los ladrillos. Bueno... en realidad muchos sí, ya que también se pagaba en plástico, dinero bancario del que hablaré luego, y el crédito de las tarjetas salía de esa nueva moneda que utilizaba lo construido, lo que se estaba construyendo y lo que se podía construir todo junto como valor de referencia.

La economía global funcionaba bien porque a pesar de la falta de liquidez de los bancos, los ninjas movían la economía con el dinero que habían pedido de más. Se fabricaban más coches, más muebles y más de todo aquello que de alguna manera se iba pagando con aquellas tarjetas de crédito de las que no se devolvía ninguna letra. Incluso llegaba a ocurrir que muchos ninjas acababan encontrando trabajo a costa del dinero que entre todos ellos habían introducido en el mercado por lo que llegaban a pagar sus deudas, parecía que se cerraba el ciclo y todos quedaban contentos pero solo lo parecía.

Era como si a escala global hubiera una tienda que vende de todo y que todos los trabajadores trabajasen en esa tienda. El dinero que ganan trabajando en la Tienda lo emplean comprando en la Tienda por lo que la Tienda no para de vender. La materia prima también es propiedad de la tienda y podríamos decir que el trabajo de los empleados es en realidad la energía que precisan para seguir trabajando, en este sentido los trabajadores son maquinaria de la tienda. Mientras la tierra sigue dando materia prima, el ciclo aparenta ser sostenible.

En realidad podríamos suprimir el dinero, todos trabajan en la tienda y cada cual coge lo que necesita. Si hacen falta más coches, se hacen más coches y punto. Seguimos dependiendo de que no se agote la materia prima pero si existiera un reciclaje eficaz se reutilizaría lo que no se usa como materia prima por lo que siempre habría materia prima, la misma... mundo ideal, comunismo según otros... si fuéramos más allá en los sueños, teniendo presente que el trabajo de cada empleado no deja de ser una forma de energía aprovechada de un modo u otro, podrían hacerse robots para hacer el trabajo del hombre utilizando energía solar o eólica (que a fin de cuentas es solar también) para dedicarnos a la vida contemplativa, a navegar por internet y a hacer o no hacer todo aquello que queramos hacer... y aquí es donde un chirrido horroroso nos devuelve al mundo en el que vivimos, miramos alrededor y nos preguntamos... ¿porqué no es así?

Para respondernos igual es conveniente cambiar de pregunta... ya vemos que no es así... pero, ¿sabemos realmente como es?


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