Si después de algún tiempo te das cuenta de que te repites, una de dos, o no has cambiado o nada ha cambiado.
Y me repito, es algo que hago continuamente, no sería la primera vez que me dicen... ya me lo has dicho, siempre cuentas la misma história. Caray... para una que me se.- Eso también lo dijiste...
Cuando lo escribí, también me repetía, pero entonces era cierto, no había cambiado y todo era básicamente igual, sin embargo ahora, si he cambiado. Cuando eres joven no le temes a la muerte, alguna suerte de inmortalidad parece rodear tus actos. Ahora tampoco le temo a la muerte... pero que quieres que te diga, prefiero esquivarla, lo que sin embargo he dejado de temer es a la vida, es algo demasiado precioso, único y pasajero como para andarnos con contemplaciones, así que he dejado de mirar el futuro que observaba de chaval y he dejado de mirar adelante para hacerlo a mi alrededor, vale la pena observar el mundo y guardar en el bolsillo aquellos momentos que valga la pena rememorar y entre estos guardo momentos de mi infancia y juventud que entonces no supe valorar.
Una visita reciente me ha recordado aquella bola de cristal que a principios de los 80 alimentaba las neuronas de aquellos adolescentes y preadolescentes, aquella bola no pudo adivinar el futuro, pero de algún modo contribuyó a formarlo.
1 comentario:
Me ha encantado: vivir el presente, el ahora y el alrededor. Cuanto más mayor se hace uno, más se das cuenta de que debe ser así, es cierto.
Muy bonito, y bonito recuerdo el de La Bola de Cristal, que a mí me pilló de peque, lo veía con mi hermana. Pero los peques también conectábamos con ese mundo delirante: también cambió nuestras vidas.
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