martes, diciembre 12, 2017

Primera victima mortal del antiespañolismo.

No ha sucedido en Barcelona, aunque no sabemos si es una de las muertes que anunciaba Marta Rovira al hablar de la represión que decía que iban a sufrir los nacionalistas. Quien sabe, igual nos equivocabamos y cuando hablaba de muertos por llevar una bandera no se refería a esa mezcla entre aragonesa y cubana que han adoptado los secesionistas en Cataluña.

A lo mejor ahora dicen que  a Victor Laínez lo mataron por ser catalán, que lo era de Terrassa... que bien mirados, los tirantes que llevaba con la bandera española tenían cuatro bandas rojas y obvian las simpatías que su asesino, un tal Rodrigo Lanza debía tener con los pacíficos de la CUP y otros antisistema al compartir con ellos aficiones tan democráticas como realizar fiestas en locales ocupados o mear por la calle.

Curioso me resulta que se autodenominen antifascistas cuando lo que ha hecho, y el porqué lo ha hecho, es síntoma clarividente del más ferviente fascismo nazi.

Le mató porque estaba marcado para ser asesinado. No llevaba la estrella de David, solo llevaba unos tirantes con los colores de la bandera de su país que por otra parte coincidían con los colores de la bandera de la comunidad en la que le mataron, los mismos de la comunidad en la que nació.

Me imagino que Rodrigo no tiene bandera, ni patria, ni padre ni madre que le crió. Es posible que Rodrigo no pague impuestos pero seguro que de algún lugar saca el dinero para vestirse, comer y ponerse hasta arriba de lo que sea que tome ya que el "antisistema" paga sus copas con tarjeta de crédito, hasta es posible que cobre por no hacer nada y no le importe okupar una vivienda que otro ha pagado con sus impuestos.

Llamaba fascistas a los que llevaban banderas y ha resultado que el único fascista que veía era aquel al que de vez en cuando observa al otro lado del espejo... suponiendo que se mire a alguno cuando se asea... suponiendo que lo haga.


Yo no conocía a Víctor, solo se que le gustaban las motos y con su Harley pertenecía a un club de tantos que hay por toda España. Los Templarios de Zaragoza.

La estética de un motero suele llevar a engaño. La gente los ve con sus chupas, sus parches y sus pañuelos y cree que son mala gente, que son como aquellos que salen en las películas americanas amenazando a la gente por la carretera, pero en realidad son gente como todos los demás, los hay más listos y los hay más torpes, los hay con más dinero y los hay con menos, los hay de tantas nacionalidades como naciones, regiones, ciudades, pueblos, barrios y clubes y los hay que pertenecen a más de una de ellas.

Pero son los mismos que después vemos en encuentros benéficos, como éste por la asociación de Padres de niños oncológicos de Aragon, este otro contra el cáncer en Rosario o esta otra en Cariñena a favor de AFEDAF los de Zaragoza, en particular son además dados a los motoalmuerzos en los que se juntan con otros muchos para alimentar el colesterol que corre por sus venas.

Víctor era catalán de nacimiento, y español, como lo son todos los catalanes que se precien de serlo. No se como ocurrió, pero los antecedentes violentos los acumulaba su asesino Rodrigo que ya agredió a un policía local de Barcelona al que por cierto, también dejó en coma. Me pregunto si su madre también denunciará ahora al juicio que se haga de racista... pero no, sus abogados le recomendarán que no lo haga, pues si alguien pecó de racista, si alguien merece el apelativo de fascista, es su hijo.


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