miércoles, noviembre 29, 2017

Pistolas taser vs. Pelotas de Goma.

No soy policía pero me puedo imaginar la cara que puede poner uno cuando le dicen que no puede utilizar pelotas de goma para disolver una manifestación que se niega a obedecer a la autoridad o un grupo violento que está acorralandole.

Las pelotas de goma surgieron ante la necesidad de contar con un armamento que no entrara en conflicto con la proporcionalidad de la fuerza que podían utilizar.

Un policía tiene serios problemas para utilizar su arma de fuego reglamentaria cuando tiene enfrente a alguien con un cuchillo. Nadie le puede detener sin acabar enfrentandose al cuchillo pero no se le puede disparar salvo que realmente haga uso del mismo.

Una masa suficientemente numerosa que sabe que la policía no puede hacer uso de ningún tipo de fuerza, solo puede ser contrarrestada con una cantidad de policías similar a la fuerza que se les opone. En Israel, para enfrentarse a la intifada acabaron inventando un vehículo lanza piedras, así aplicaban el principio de proporcionalidad de la fuerza, piedras contra piedras, pero todo el mundo tenía claro que una pedrada de esas también podía sacar un ojo pero no había ninguna duda de que con pelotas de goma no tenían nada que hacer.

Hay varios tipos de pelotas de goma, básicamente varía el daño que son capaces de hacer. Si los manifestantes lanzan cohetes o balas de posta con tirachinas, la distancia de lanzamiento efectivo de las pelotas más inocuas les convierte en blancos fáciles de aquellos. La kale borroka sabe bien del tema y por eso en sus enfrentamientos mantenían una distancia bastante grande que obligaba al uso de material más contundente. Que una pelota de goma acabase lesionando severamente a alguno de los manifestantes era tan solo cuestión de tiempo y por tanto, después de tantos años de uso, los casos de heridos por pelotas de goma son bastante numerosos.

Cada vez que se produce un herido por pelotas de goma se vuelve a hablar de la conveniencia de su uso. Lo cierto es que las circunstancias en las que la policía se ve en la necesidad de usar las pelotas de goma suelen justificar su uso, razón por la cual no se suele condenar a ningún policía por uso indiscriminado de la fuerza. La desgracia personal de la víctima suele ser utilizada políticamente por los causantes de la manifestación, alboroto o desobediencia en la que era probable que la víctima estuviera participando.

Por ello, se ha regulado el uso de las pelotas de goma para limitar su uso y el tipo de las utilizadas al objeto de minimizar los heridos. Nuevamente, la politización de la policia ha sacado a relucir que els mossos ahora disponen de pistolas taser como si pudieran sustituir al material antidisturbios del que disponen hasta la fecha.

Ya no es simplemente una cuestión de presupuesto, algo que no se podría realizar a nivel nacional, sino de eficiencia. Una pistola taser puede ser muy eficaz para paralizar durante unos segundos a una única persona mientras el resto de los policías procede a su inmovilización y esposado. El caso del delincuente del cuchillo sería el ejemplo de uso más paradigmático. Cualquier arma de fuego implica una fuerza excesiva y las pelotas de goma no servirían para desarmarlo. Pero la situación es la de varios policías frente a un delincuente. En realidad, la taser no se compararía con una pelota de goma, sino con una bala y por tanto, el daño potencial que causa es menor.

¿Se podría utilizar una taser en los supuestos en los que ahora se utilizan las pelotas de goma?

Supongamos una multitud que acorrala a un grupo de policías para no permitirles el movimiento. Les lanzan objetos diversos y hay riesgo de que pudieran lanzar cocteles molotov. Las pelotas de goma tienen un doble efecto, detienen a distancia y despejan el lugar. Las pistolas taser no se pueden utilizar a gran distancia y su uso implica detener al implicado antes de que se caiga y pueda hacerse daño. ¿Podrían hacer uso de las mismas en el escenario anterior?, definitivamente no. La persona afectada recuperaría su movilidad en unos segundos y el resto habría supuesto un inconveniente para evitar su colapso. No existe la opción de lanzar una pantalla de disparos taser y el riesgo de que los electrodos impactasen contra los ojos sería el mismo que con una pelota de goma con el agravante de que la lesión podría ser mayor, incluso mortal. Así que no tiene sentido la comparación que realiza la prensa y la televisión sobre los medios de que dispone la policía para hacer frente a terroristas, delincuentes o manifestantes. Limitar a un medio específico su actuación puede mermar su capacidad de respuesta incrementando su propio riesgo y por ende el de los demás.

El que atraca un banco con un fusil de asalto sabe a lo que se expone tanto como el que lleva una pistola, un cuchillo o un cinturón explosivo. Por las mismas, quien participa en una manifestación ilegal o decide no acatar las órdenes de los cuerpos y fuerzas de seguridad, también sabe que a nivel individual corre el riesgo que se asume al hacer frente a todo un colectivo.

Quien no quiere que le toque la lotería, no juega. La situación en las manifestaciones es la misma, la policía intenta que los manifestantes se disuelvan pacíficamente. Si no se mueven, corren el riesgo de recibir algún porrazo, y en cuanto la cuestión se torna violenta, todos juegan a recibir la pelota, tanto los que tiran piedras como los que solo se quedan a mirar. Si nos acostumbrasemos a que los grupos violentos pueden ser más fuertes que la policía, ésta no tendrá ningún sentido. Si basta un grupo de manifestantes para evitar que la policía haga su trabajo, es de perogrullo que la policía no hará el trabajo por el que todos pagan.

Estaría bien que todos los policías llevasen una pistola taser, morirían menos criminales al ser detenidos y podrían tener un juicio justo. Pero por si acaso, el policía debería seguir llevando su pistola reglamentaria, incluso si ello lleva parejo la posibilidad de que algún inocente se encuentre con una bala perdida. Evidentemente, ese policía debe estar perfectamente instruido en su uso para evitar que esto último pueda suceder. Pero por las mismas, hay situaciones en las que las pelotas de goma son la mejor opción, que también pueden causar daños colaterales, pero de nuevo, contamos con la instrucción del policía para minimizarlos y con las decisiones de los jueces para juzgar cuando la actuación de la policía no se ha ajustado a derecho.

Me resulta curioso que los mismos que se quejan de que se estén utilizando pelotas de goma contra manifestantes, sean también aquellos que se lamentan de que la guardia civil haya paralizado la entrega de casi mil armas largas y que se hable de que son necesarias para enfrentarse al terrorismo del DAESH. Si se detiene un vehículo con un fusil, las balas son susceptibles de causar más daños colaterales que el cuchillo del conductor suicida. ¿Ahí si lo habrían aplaudido?

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