sábado, septiembre 30, 2017

La física de los extremismos.

Yo me pregunto... ¿tan mal estaban en Cataluña?, ¿tan oprimidos se sentían?, lo pregunta alguien que estaba en Cataluña cuando España ganó el mundial de fútbol y partido tras partido se veían más banderas españolas que catalanas por las calles. Ojo, digo catalanas, no esteladas que de esas yo no vi ninguna aunque seguramente también las hubiera. Ya se sabe, la estupidez está muy bien repartida por el mundo.

Puede que esos que pensaron que incitar a las muchedumbres no se dieran cuenta de que no es posible separar la sal de la arena dando patadas en la playa, cuando se mueve una, la otra también.

Cuando se invocan a los extremos, aparecen siempre por los dos lados y si por fortuna la extrema derecha no tenía nada que hacer en España, que la extrema izquierda, igual de fascista que la anterior, pueda actuar impunemente acaba funcionando como un imán para la extrema derecha porque los polos opuestos se atraen y al final chocan.

No se si ganar el mundial acabó por despertar el rancio nacionalismo que históricamente solo ha conseguido provocar guerras y más guerras. Igual era tan solo la ventana de escape para unos que sabían que tarde o temprano les iban a pillar con todo lo que habían robado y se encontraron con otros que querían llevar al extremo las movilizaciones con las que querían cambiar precisamente a esos... a los que sin pensar demasiado han abierto la caja de Pandora.

Tampoco se si se han dado cuenta de que al abrirla, la han abierto para todo y que delante de ellos no tienen otra cosa que un juego como aquel que se le mostró al ordenador de juegos de guerra. No hay victoria posible para nadie.

Si fuerzan la independencia, la ruina a la que se enfrentan es tal que puede convertirse en un estado fallido sin presente ni futuro en el que se estigmatice un conflicto interno que les haga añorar los tiempos pasados. La ruina la sería también del resto de España y sería solo cuestión de tiempo para que otras regiones acabasen siguiendo sus mismos pasos, eso no haría otra cosa que empobrecer de tal modo el resto del país que haría subir como la espuma la necesidad de respuesta violenta. En España (y todas sus partes) somos muy dados a ser capaces de vivir mal siempre que el vecino viva peor. Una de las consignas que por cierto no paran de usar los separatistas.

En fin, no creo que sea capaz de convencer a nadie, ya nadie convence a nadie, da igual los argumentos que se den.

Lo que me duele es que se aferren a asegurar que lo hacen en nombre de la democracia. Dicen que en una democracia, votar no es delito.

Como leía en una viñeta de esas que me ha llegado al teléfono, follar tampoco es delito, a no ser que no haya consentimiento, que entonces es violación.


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