sábado, agosto 01, 2015

Manual de supervivencia para un sabelotodo nosabedenada.

¿Te has percatado de que cuando hablas se despeja la sala?, ¿que cuando alguien te pregunta algo, el resto le reprocha el que te anime a hablar?, ¿que cuando hablas te dicen que vayas al grano?, ¿que si no te lo dicen, se desconectan?
¿Eres de esos que siempre tiene una respuesta para un tema y que cuando no la sabe, deduce la que cree que puede ser la más probable y que en todo caso acabará buscando una respuesta?
¿Has encontrado la respuesta a un tema y a nadie le ha interesado lo que puedas decir sobre ello aunque nadie la hubiera buscado además de ti mismo?
¿Has defendido una postura y con el paso del tiempo has defendido la contraria para descubrir más tarde que no tenías razón en ninguna de las dos?
¿Tienes grandes ideas que nadie comparte?
¿Te han dicho alguna vez que callado estás más guapo?

Si te sientes identificado con la mayoría de las anteriores, definitivamente eres un sabelotodo.

Un sabelotodo es aquel que cree tener siempre la razón, los hay de varios tipos pero lo único que resulta común a todos ellos es que no lo saben todo y por tanto no siempre tienen la razón y aunque la defienden a capa y espada son evitados en toda ocasión, incluidas aquellas en las que pudieran tener razón.

Más que tipos de sabelotodos, lo que hay son grados de conocimiento. En rara ocasión el sabelotodo produce algo de su propia cosecha, lo que hace es unir conocimientos de distintas fuentes para formar su opinión. El grado de razón al defender una postura dependerá de la fiabilidad de dichas fuentes. Algunas las podrá mencionar, pero por lo general, el sabelotodo no recuerda las fuentes por lo que una conversación entre dos ignorantes de un tema es susceptible de convertirse en una fuente de la que al olvidar su origen acaba dando la mayor credibilidad.

Un sabelotodo medio lee mucho, todo lo que figura por escrito tiene mucha más fiabilidad aunque si su interlocutor menciona otro libro en el que se contradiga lo que él ha leído, inmediatamente considerará dicho libro como equivocado, salvo que con el tiempo acabe cambiando de opinión sobre un asunto, ya sea porque efectivamente ha leído sobre ello, o porque se ha olvidado de su postura anterior.

Con el tiempo, un sabelotodo se percata de lo escaso de su conocimiento, lo cual resulta paradójico pues seguramente sucede en el momento en el que mayor es el mismo aunque solo se deba al descarte de aquellas teorías que ya no defiende.

En todo caso ocurre también que se da cuenta de que son pocos los que le escuchan y muchos los que le evitan convirtiéndose en un fracasado social, tanto más fracasado cuanto mayor sea el ámbito en el que defiende sus posturas. Sobre todo cuando interviene en conversaciones en las que no se lo han pedido.

No existe un método mágico para abandonar la etiqueta de sabelotodo, en donde ya se ha puesto dicha etiqueta, difícilmente se pierde, pero siempre se puede mitigar su efecto entre quienes aún no se la han puesto.

1.- Por muy interesante que creas que es, no interesa. Discutelo contigo mismo y siempre ganarás la discusión, también resultarás perdedor en las mismas ocasiones.
2.- Si te preguntan, no utilices más palabras en la respuesta que las empleadas en la pregunta.
3.- Si no sabes la respuesta, di que no lo sabes aunque creas estar en disposición de construir la respuesta más probable.
4.- Si contestas que buscarás la respuesta, entretente buscando dicha respuesta, pero no busques a quien te preguntó para comunicársela, seguramente ya no le interesa.
5.- Escuchar está mucho más cotizado que hablar, pero mantenerse en silencio puede interpretarse como indiferencia.
6.- No defiendas ninguna posición. Si sabes que la otra parte está equivocada, en lugar de rebatir con respuestas que nadie te ha pedido, intenta que profundicen sobre la posición que defienden, quien sabe, igual tienen razón.
7.- Si crees que tienen razón, dala. Si no lo crees, no les digas porqué no crees que la tengan, ni les digas que no la tienen y si te preguntan evita posicionarte y di simplemente que no lo sabes, de todos modos no te van a hacer caso.
8.- Lee. A nadie le parecerá mal que lo hagas, pero no hace falta que digas sobre qué estas leyendo.
9.- Si no sabes contar chistes no los cuentes, pero si se te da bien, cosa que se percibe como directamente proporcional a las risas que provoca, siempre será preferible un chiste a un argumento. Todo aquello que no hace pensar, será mejor recibido.

Por último y más importante, .- Ignora todos los consejos que te pueda haber dado, los hice para mi mismo, y no funcionan aunque no se si es porque son malos o porque soy malo siguiéndolos.

2 comentarios:

Rembrandt dijo...

Amigo mío interesante tu opinión respecto a este tema, muy a tener en cuenta, por qué no? especialmente cuando dudamos de hablar o callar jeje.
Asimismo me ha llevado a " ... solo se que no se nada", como es lógico.
Viste? tus post invitan a la reflexión que no es poco.

Besos y que tengas un lindo día.
REM

Outsider dijo...

No se si mis posts invitan a reflexionar, en cualquier caso no me comparo a Socrates, yo diría que ni tan siquiera se si se lo que creo saber por lo que no sabría asegurar si al menos se que no se nada...

En todo caso, un placer volver a verte por aquí.