lunes, julio 20, 2015

¿Tiene sentido ir a Plutón?

¿Tiene sentido ir a Marte?, ¿Ha servido de algo llegar a la Luna?, ¿porqué se extinguieron los dinosaurios?

Parece que la última pregunta no tiene nada que ver con las demás, pero sí lo tiene. Por un lado es otra de esas preguntas para las que encontrar respuesta implica utilizar muchos recursos que también podrían utilizarse para otros fines más humanitarios, sí, ya se que el paleontólogo vive de ello, pero seguro que con lo que come uno solo de esos científicos podrían comer muchos más en el tercer mundo. Por otro lado, una de las teorías que barajan esos científicos (algunos todavía comen)  es un cataclismo que involucra meteoritos de gran tamaño, pero no tan grandes como para destruir la tierra porque aquel, si lo hubo, no la destruyó del todo, aunque es evidente que de esos también hay.

Independientemente de si los dinosaurios desaparecieron por culpa de un meteorito o no, la vida en la tierra depende de tres factores astronómicos. La energía del sol, la propia de la Tierra y el lugar que ocupa entre el resto de los astros, sobre todo en lo que se refiere a coincidencias en el espacio-tiempo.

Supongo que es una cuestión evolutiva, el hombre es incapaz de mirar mucho más allá de sí mismo como individuo. Somos capaces de imaginarnos a nosotros mismos después de unas décadas, pero nuestra realidad palpable no la llevamos más atrás de un par o tres generaciones. Somos capaces de contar hasta tres o cuatro, más atrás es simplemente pasado, más adelante, ficción. Cuando se dice que los recursos de la tierra son limitados, nadie piensa realmente que lo son, más exactamente, nadie piensa que lo sean mientras él esté vivo... ya se apañarán, ya descubrirán algo que haga que no haga falta tal o cual materia prima que hoy nos afanamos por agotar.

Muchos de esos mismos que hablan de los descubrimientos del futuro que puedan servir para salvar la vida en la tierra, son los que ahora consideran un gasto superfluo investigar otros planetas del sistema solar.

Supongo que a Tales de Mileto le mirarían como un extraño cuando se preguntaba por el efecto triboeléctrico al frotar un fragmento de ámbar, cada cual es libre de dedicar su tiempo a lo que quiera, Tales no era un científico, pero sí lo era James Clerk Maxwell, ¿tenían alguna utilidad sus ecuaciones a mediados del siglo XIX?

Maxwell murió el mismo año en que Edison fabricó la primera lampara incandescente, la primera bombilla eléctrica se fabricó poco antes. Seguramente había mucha gente entonces que también pasaba hambre por lo que la exposición universal de Paris de 1878 pudo despertar los mismos pesares que ahora provoca un cohete espacial. Bueno, igual no, porque la atracción que hizo furor fue un zoo humano en el que se exponían unos 400 indígenas secuestrados de vete a saber que tribu.

Ahora no vemos zoos humanos en las exposiciones universales, no hace falta, para eso está la tele, que por otra parte servirá para poder hablar de los animales que existieron en el pasado... solo hace falta avanzar lo suficiente en el tiempo para verlo, uy, que más da, total, ya no estaremos para verlo.

Hablando del descubrimiento de la electricidad, de la poca utilidad que muchos veían al invento y de toda la cuerda que ha dado desde entonces, parece que pasó hace mucho tiempo. Estamos en el siglo XXI, eso pasó hace solo dos. Es tan pequeño el lapso de tiempo que entra dentro de aquello que podemos contar con números romanos, vamos... que casi se puede contar con los dedos.

2000 años, son ya tantos para el ciudadano medio que cualquier cosa que se escribió poco después parece que debe ser verdad simplemente por viejo y los hay que dicen, y lo que es peor, quienes lo creen, que el universo no tiene más de 6 o 7 mil años, y llevan más o menos el mismo tiempo pensando que su generación es la última y que con ella se acaba el mundo para resucitar sin las necesidades humanas actuales. Bueno, la mayoría de las religiones prometen un paraíso en el que follarán eternamente, lo que no tengo claro es el motivo de ese folleteo si resulta que en la tierra la única razón del mismo es la procreación.

Los malditos astrónomos hablan de las probabilidades de tropezar con un asteroide más o menos grande que pudiera cuando menos hacer la vida bastante difícil, hasta el punto de que igual solo sobrevivieran algunas cucarachas que en unos millones de años pudieran preguntarse por las razones por las que se extinguieron los mamíferos.

Con el pensar generalizado de no-hay-vida-después-de-la-mía, o poco más allá, esas probabilidades de impacto parecen pequeñas. Pero hagamos el esfuerzo en mirar un poco más allá. Imaginemos una generación después de la nuestra, y otra después, y otra, y así, paso a paso, generación tras generación confiando en que cada generación haga lo posible para sobrevivir, que cada generación piense, como siempre ha hecho, en que ellos pueden ser los últimos pero que se preocuparán en que por si acaso, haya otra generación que les sustituya.

Así una y otra vez, olvidemos los números romanos, con toda probabilidad las religiones actuales serán sustituidas por otras, nuevamente las únicas verdaderas, como cada generación ha creído respecto a su propia religión. Intentemos ver más allá, no sabemos como le irá a la humanidad, seguirán dando vueltas al zodiaco y entre tanto miles de meteoritos habrán caído en la tierra. Alguno más grande que otro, pero llegará un momento en el que la tierra tropiece con otro realmente grande, solo es cuestión de tiempo.

Entonces, suponiendo que no nos hayamos destruido antes por cualquier otra causa pueden ocurrir dos cosas.

Que vean venir el cataclismo y no puedan hacer nada pues no tienen los medios para evitarlo.

Que sí los hayan puesto. En cuyo caso es posible que en algún libro de historia se hable ya no de Tales de Mileto, sino de aquellos que decidieron salir de la tierra con unas sondas primitivas que con el tiempo permitieron no solo la supervivencia del hombre en la tierra, sino también salir de la misma con sus animalitos, plantas, insectos, virus y bacterias.

Seguramente por entonces habrá una religión que hable del arca galáctica de vete a saber que nuevo Noé, y del meteorito que un nuevo dios o un conjunto de ellos, mandó o mandaron para matar a todos los hombres porque la tierra estaba llena de violencia ya que en otra edad media futura se volverá a perder todo el conocimiento adquirido y volveremos a empezar.

No se, igual resulta mejor extinguirse, no creo que las cucarachas sean tan crueles. Me pregunto si los dinosaurios eran religiosos, igual no, igual resulta que sí vieron venir el meteorito y desarrollaron las alas con las que volaron los pájaros, no les sirvió para abandonar la tierra pero si permitieron que los pájaros se salvasen del cataclismo y sirvieran... muchas, pero que muchas generaciones después,  para inspirar las primeras ansias de volar del hombre, mirar el cielo, el espacio y llegar a Plutón.



2 comentarios:

Siesp dijo...

Una pena que la nave New Horizons fuera lanzada para observar un planeta y acabase observando un planetoide. Ya ves, claro que sirve explorar el espacio, sobre todo si es capaz de inspirar en ti las 18 últimas palabras del post: ¡Son pura POESÍA! Me ha encantado esa broche final.

Un abrazo.

Outsider dijo...

En lo del planetoide, es porque no supieron vender el producto, si en lugar de ello hubieran dicho que visitaban un asteroide que podría... (en un futuro muy, muy, muy lejano, de darse las circunstancias adecuadas) colisionar con la tierra y que era preciso averiguar de que estaba hecho, resulta que le habríamos degradado una vez más, pero sin embargo habría habido mucha más expectación.

Gracias por leer al menos las 18 últimas palabras, si has llegado hasta ellas después de leer el resto ya tiene mérito. En todo caso, baso el argumento principal del texto en las palabras de dos de mis autores preferidos, Carl Sagan y Richard Dawkins, a los que no me atrevo a mencionar en el mismo porque no se si ellos compartirían mi particular punto de vista o si resulta que he malentendido todo lo que he leído en sus libros.