viernes, marzo 13, 2015

Hacia el siguiente ismo.

La historia de la humanidad está plagada de ismos. Unos sustituyen a otros y muchos existen gracias a sus ismos antagónicos. Son doctrinas, sistemas, teorías o corrientes. Existe el montañismo, pero no parece que nadie haya considerado la democracia como doctrina o corriente por lo que el democratismo suena chocante.

Tenemos socialistas, capitalistas, comunistas, (no se si con el auge del feminismo no debería decir, socialistas y socialistos, capitalistas y capitalistos o comunistas y comunistas), pero no hay democratistas, nos solemos referir a ellos como demócratas. La razón, que la democracia no se refiere a una doctrina, sino que en realidad se pone el enfasis en quien tiene el poder. El poder del pueblo, aunque de nuevo volvemos a perder el sufijo al no referirnos a monarcracias u oligacracias y optar en su lugar por monarquías y oligarquías, porque en estos casos hablar de poder parece redundante, y se opta por referirnos a la forma de gobierno, o mejor dicho a quien gobierna.

El hecho de que no exista la demoquía, nos vendría a indicar que en democracia, el gobierno sigue en manos de la oligarquía de turno. Evitamos hablar de plutocracias pues nos gusta pensar que el poder sigue en manos del pueblo, pero el pueblo más que ostentar el poder, lo que constituye es un instrumento para conseguirlo. Lo es en democracia, donde distintas opciones políticas reciben el apoyo económico de oligarquías globales o locales para convencer a los votantes de su opción.

Los mecanismos de convicción son dispares, lo más habitual es convencer de que el resto de las opciones son peores. Votar por lo menos malo resulta socorrido, si lo hacen mal siempre se puede decir que la alternativa habría sido peor, y total, como la alternativa no ganó,  nunca podrá demostrar que en la misma situación lo habría hecho mejor. Si gana en el futuro siempre queda el recurso de decir que se le dejó todo hecho, y si lo hizo en el pasado, todo lo malo es fruto de la herencia recibida.

Otro de los mensajes habituales se centra en el ismo de turno. Comunismo, socialismo, lo llevan y sirven de bandera a unos partidos autodenominados de izquierdas. La ultraderecha se identifica con el fascismo y no parece haber un ismo que defina la derecha tal cual. Es curioso que a falta de un ismo que los defina, se autodefinen como conservadores. Pero esa es una definición vacía, por muy revolucionario que se considere Fidel Castro, puede que lo fuera al principio, pero 50 años después, era bastante conservador, al menos encaja más con el significado de la palabra.

En todo caso, el pueblo no entiende demasiado de ismos, así que todo ha quedado reducido a izquierda y derecha. Lo que no dicen es a la izquierda o derecha de qué.

Todo parece remontarse a la revolución francesa, los monárquicos, aquellos que querían conservar la monarquía, de ahí lo de conservadores, se sentaron a la derecha de aquella asamblea, y los jacobinos, aquellos que pretendían eliminarla, se sentaron a la izquierda.

En los mapas del mundo moderno, el mundo es plano y con forma de cuartilla para facilitar su encuadernación, por lo que el hecho de que los Estados Unidos queden a la derecha y la antigua Unión Soviética a la izquierda, es casual, y seguramente debido a la tendencia de centrar el mismo sobre Europa. Seguramente existan planos centrando el mundo en cualquier parte del mismo con la misma validez espacial relativa.

Lo de derecha e izquierda es un argumento más, como el fútbol, los hay de un equipo y los hay de otro. Los jugadores fichan por uno u otro y cambian de equipo o forman otros nuevos. Nadie piensa en el Jeque árabe o el multimillonario chino que en realidad financia uno u otro y "sienten" sus colores, da igual si juegan bien o mal, nunca reconocerán que el "otro" equipo tiene mejor planteamiento.

La razón la encontramos nuevamente en el fútbol. Parecen distintos equipos, pero en realidad son todo lo mismo, cada equipo necesita de los demás para seguir jugando y el objetivo es meter goles. Un equipo sale a la derecha y otro a la izquierda, pero es relativo, desde la grada de enfrente se ve al revés quizás por ello cambian de lado en el descanso, si cambias de grada, el que está a la derecha se mantiene siempre a la derecha.

Equipos minoritarios tienen también sus seguidores, y pueden convertirse en mayoritarios, es la ventaja de la televisión, no hace falta que quepan todos sus seguidores en el estadio, de hecho no hace falta ser socio para votarles. Por lo general no se cambia de equipo, pero yo recuerdo cuando el rayo vallecano se convirtió en la sensación del colegio, entonces se puso de moda aquello de ser de más de un equipo, que es lo que a la fin y a la postre hace que cambien los gobiernos, la gente escoge uno u otro, pero al final, todo es fútbol, y el que gana es el jeque.

Hay más juegos, no solo hay fútbol, pero los juegos practicados hasta la fecha son más de lo mismo. Unos pretenden competir con otros en el mismo juego, parece que cada vez gana uno distinto o uno se mantiene más tiempo como vencedor, pero necesita de la existencia del otro para poder decir que ha ganado, la razón está en que el perdedor no pierde, forma parte del mismo juego y aunque gane menos que el vencedor, también gana. Quien pierde es el público que paga por mirar y que por mucho que diga, no tiene voz sobre la forma de jugar de su equipo.

Parece que la liga de fútbol de la democracia tiene otros equipos en liza, curiosamente los equipos tradicionales, con sus millonarios propietarios (da igual que sean Jeques árabes que funcionarios chinos) dicen que esos equipos también tienen millonarios detrás. No podía ser de otro modo, juegan al mismo juego, el fútbol, pero parece que les incomoda que pudieran decidir que el juego es otro, o redefinir las reglas del mismo.

El universo no tiene izquierda ni derecha, poner a unos a un lado y a otros al otro es un invento que servía para dividir, un oligarca se pone en la colina, y otro se pone en la de enfrente, en medio, pones a izquierda y derecha los simpatizantes de uno y de otro y después se matan los unos a los otros para decidir quien de los dos que está en la colina manda más. Antes de perder, deciden las condiciones de la capitulación y vuelven a empezar, unos a un lado y otros al otro.

Divisiones hay tantas como ismos, algunas engloban a otras, otras son parte de lo mismo e incompatibles con el resto, se me ocurre algún pensamiento de taza para solucionarlo, pero seguramente no sea mas que un ismo más, quien sabe si el siguiente ismo.














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