viernes, enero 14, 2011

Sobre medias y modas.

Hoy me toca hablar de otra de esas grandes mentiras que nos sueltan para justificar lo injustificable. Esta vez en Italia, pero lo cierto es que en España sucede otro tanto. Me parece bien, que en realidad no me lo parece, que la subida del precio del petróleo acabe repercutiendo en el precio que pagamos por la gasolina. De hecho, dado que se repercute en el precio neto del producto, quien lo importa no sufre pérdidas y como fuera que hay impuestos que son relativos al coste del mismo, se incrementan los impuestos que pagamos por el combustible, de ello y de los beneficiarios de dichos incrementos del coste del producto y de los impuestos se podría hablar largo y tendido pero no es de lo que quería hablar ahora.


Tanto en Italia como en España se acaba justificando cualquier subida del combustible con la misma de siempre… la famosa media europea del precio del carburante a la que nunca llegamos y que tanto se empeñan en alcanzar o sobrepasar.

No parecen entender el significado de la palabra. Supongamos que solo tenemos tres países para realizar una media, digamos que en uno se cobra 1000 euros (también de media, después los hay que cobran mucho y la media es superior a la moda, vamos, superior a lo que cobra la mayoría), en otro se cobran 2000 euros y en el tercero 6000 euros. La media es de 3000 euros. Si los países que cobran por debajo de la media subieran los salarios para que se cobrase la media descubriríamos que es imposible pues aún sin haber subido el sueldo en el país que más cobra, la nueva media sería de 4000 euros. Es decir, que el segundo país seguiría estando 1000 euros por debajo de la media. El único momento en el que la media se estabilizase sería aquel en el que los salarios fueran equivalentes al del más alto.

El precio del combustible en España o en Italia también se usa para calcular la media del precio del carburante en Europa, justificar por tanto que hay que ponerse a la altura de la media implica que lo que pretenden es alcanzar el precio del mismo en su punto más alto. Como fuera que al final no suben los salarios de acorde a los mismos principios, la conclusión a la que se llega es que se suben los precios para que tenga menos el que menos tiene y tenga más quien no lo necesita.

Quejarse por quejarse... porque visto como va el mundo, deberíamos sentirnos afortunados.
 

2 comentarios:

Titajú dijo...

¿Que qué opino? Opino que alguien se está haciendo muy rico, a costa de los impuestos que no paran de subir pero que no se sabe muy bien a donde van. Eso, sin contar el horrible reparto de riqueza. Tú has puesto una muestra de lo que es la injusticia.
Y sí, yo también me quejo, aunque no debería.

Outsider dijo...

Plenamente de acuerdo.