jueves, enero 28, 2010

Platanos sin piel.

O más del mismo síndrome... queremos comernos el plátano pero no sabemos donde tirar la piel.

Donde digo plátano quiero decir energía y la piel, sus residuos, y ahora tenemos la polémica en forma de energía nuclear. Sus detractores dicen que no es tanta la que consumimos, que podríamos prescindir de ella, claro que no dicen que para prescindir de ella deberíamos comprar más a Francia... como si Francia nos vendiera energía solar, basta dar una vuelta al otro lado de la frontera para descubrir que no hay que irse muy lejos para encontrar donde y como produce la energía que nos vende un país que se abastece de energía nuclear en más de un 70%.

Claro que podríamos hacer como Francia, le vendemos nuestros residuos a un tercero y nos despreocupamos de como lo guardan, total, si lo meten en toneles de cemento y lo tiran al mar parece que no nos afecta... salvo que el mar escogido esté junto a las sardinas que nos comemos así que a Siberia... que total, estaba más cerca Chernobil, explotó una central y no nos ha pasado nada.

También podríamos mandarlos a cualquier país africano en vías de desarrollo, que es lo mismo que decir que no tienen que llevarse a la boca, así que tampoco haría falta molestarse mucho con lo de la seguridad, a fin de cuentas su esperanza de vida no se vería afectada por el riesgo de morir de cáncer sin cumplir los 50... ya quisieran ellos llegar a esa edad.

La utopía sin embargo existe, podríamos evitar la dependencia que tenemos de todos los combustibles que utilizamos si se utilizase el hidrógeno en su lugar, éste ofrece un sistema de almacenaje de la energía solar y hay sitios en los que hay sol de sobra, y no me refiero a los Monegros, donde ya hay una considerable cantidad de paneles solares, sino al Sahara y tantos desiertos de zonas realmente deprimidas donde podrían conducir toda esa energía solar al mar para producir hidrógeno por electrolisis y trasladarlo por barco tal como se mueve ahora el petroleo... con el matiz de que las fugas de hidrógeno no son tóxicas y si explota un barco... bueno... pues como si explota uno de petroleo. Ciertamente es una opción cara y como resulta que no es la mano de obra lo que encarece el producto, nadie le ve la ventaja de ir a producirlo donde más podrían hacerlo, a fin de cuentas sería como dar riqueza a quien no la tiene... y a eso no estamos acostumbrados, es preferible mandarles los residuos nucleares.

Eso sí... aquí seguiremos viendo la tele, encendiendo las luces por la noche e iluminando las calles, cosas que no pueden hacer en esos lugares porque nosotros, todos nosotros, preferimos contaminar a dejar de hacerlo... pero eso sí... lejos de casa.

5 comentarios:

Titajú dijo...

Hago todo lo que puedo por el medio ambiente. Reciclo, separo, selecciono, y cuando tiro todo en el contenedor correspondiente, viene el camión de la basura y lo echa todo al mismo sitio.
Eso pasa aquí, en Coruña.
Si algo tan sencillo como eso son incapaces de arreglarlo, ¿crees que se van a molestar en algo que puede matar o aliviar a miles de personas en otro sitio que no es el suyo? A no ser que se pongan a hacer urbanizaciones de lujo en el Sahara, olvídate.

Outsider dijo...

Bueno... esa sería otra, al final es posible que lo hagan, pero los propietarios serán los de siempre... sin que haga falta que hagan urbanizaciones de lujo.

Zayi Hernández dijo...

...ya... es que en vez de ir hacia adelante, vamos hacia el fondo... y todavía hay estúpidos que creen hacer negocio poniendo centrales nucleares en sus pueblos...
Besitos.

Jícama dijo...

Y empezando desde casa de todas formas el trabajo reciclador se tira literalmente a la basura, pero apagando luces nos sirve no solo para ahorrar... sino ese silencio llenador que sirve muchas veces para pensar.

Gracias por visitar mi blog, me gusto el tuyo, saludos :)

aj.

Outsider dijo...

zayi, no lo dudes, los que ponen centrales nucleares en sus pueblos hacen negocio... pero desde luego, los que más negocio hacen, no viven en el pueblo.

engie jl, eso me recuerda el afan ecologista de todos aquellos que van a la ciudad para ver las luces de navidad... pero tienes razón, no hay nada como el silencio de la oscuridad. Gracias por pasar por aquí.